Si quieres tener éxito en una tarea, has de escoger tu mejor momento del día para hacerla. Así de contundente es la ciencia del tiempo, que ha recogido maravillosamente Daniel Pink en su último libro “Cuándo”. Las presentaciones de resultados a inversores de las empresas cotizadas tienen mejor impacto en Bolsa cuando se realizan por la mañana. Y en Dinamarca se ha comprobado que los estudiantes, que deben pasar un examen anual, tienen mejores notas cuando hacen la prueba por la mañana que por la tarde.
Todo ello se debe a cómo funciona nuestro cerebro. En el hipotálamo tenemos el núcleo supraquiasmático, conformado por unas 20.000 células del tamaño de un grano de arroz. Su función es vital: actúa como nuestro reloj interno y define nuestros ciclos circadianos. Por eso, hay personas que son madrugadoras, no se les pegan las sábanas y otros para los que, sin embargo, el despertador es un tormento y se apañan de mil maravillas por la noche .
Nuestro cronotipo influye en cómo tenemos de lúcida nuestra mente para tomar determinadas decisiones. Parece que a lo largo del día, todos experimentamos tres fases: un pico, un valle y una recuperación. En el pico estamos la mar de despiertos, mientras, en el valle, nuestra mente está un poco más confusa.
Curiosamente, cuando la mente está en su momento valle y se encuentra más relajada es cuando pueden colarse ideas para resolver cuestiones difíciles que en otros instantes se censurarían.
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