lunes, 11 de febrero de 2019

El pulpo, la especie indomable que se resiste a ser domesticada

Este «cerebro andante» tiene aún muchos enigmas por explorar y un lucrativo mercado a la espera de ser explotado.

En Galicia, las aproximadamente 3.000 toneladas que se pescan al año no logran abastecer la creciente demanda de un mercado tanto nacional como internacional. El precio del pulpo ha pasado de los 3,89 €/kg en 2010 a los 10,70 €/ en 2018.

Una posible solución a este problema lo ofrece la cría en cautividad de este molusco a través de la acuicultura.

De todas las especies con interés potencial para la acuicultura, el pulpo común es una de las más cotizadas, sin embargo, y aunque existen granjas que llevan años engordando pulpos capturados, todavía no existe un cultivo integral que produzca juveniles a partir de huevos eclosionados en cautividad.

Tras más de 25 años de investigación, las mortalidades durante la etapa larvaria superan el 96,6 % a los 60 días. Menos de un 0,1 % llegan a la edad adulta. Se ha logrado completar el ciclo de vida del pulpo en cautividad, pero la mortalidad larvaria es su talón de Aquiles.

La primera vez que se logró completar el ciclo de este animal en cautividad fue en 2001 en el Instituto Español de Oceanografía de Vigo. Para ello se emplearon crustáceos del género Artemia y larvas de centolla como alimento. En dicho ensayo las para larvas alcanzaron una tasa de supervivencia de 31,5 % a 40 días, pero solo dos pulpos alcanzaron la edad adulta (0,1% de supervivencia).

Hasta la fecha no hay constancia de ningún trabajo realizado en pulpo común que haya superado esa supervivencia de adultos. Por eso podemos decir que estamos ante una especie difícil de domesticar y con un sistema de cultivo aún en fase de experimentación.
El pulpo tiene un desarrollo neuronal complejo y desarrolla una amplia gama de comportamientos

Un «cerebro andante»

El pulpo no es un molusco cualquiera, estamos ante la rama evolutiva de invertebrados que tiene el desarrollo neuronal más complejo. A nivel funcional, su cerebro es más parecido al de vertebrados por la amplia gama de comportamientos que llevan a cabo.

En los pulpos el concepto de cerebro se expande fuera de los límites de la cabeza, ya que todo el cuerpo actúa como una red neuronal. Son cerebros andantes con capacidad de integrar información con sus ocho brazos y responder localmente a variaciones en color y textura, que se traducen en un camuflaje perfecto.

Pero no es su inteligencia lo que ha impedido su cultivo, sino la complejidad de su ciclo vital, que es muy distinto al del resto de cefalópodos costeros.

Una vez eclosiona el huevo emerge una criatura de ojos saltones y 8 brazos con tres ventosas, que se desplaza verticalmente en el zooplancton en busca de presas y hace uso de las corrientes oceánicas para viajar a mar abierto.

Allí permanecen, mientras se alimentan de larvas de crustáceos y otros organismos durante casi dos meses, mientras sobreviven a los depredadores que habitan en el gran azul. Una vez alcanzan entre 23 y 25 ventosas por brazo dejan el ecosistema planctónico y comienzan a adoptar el estilo de vida sedentario de los juveniles. Esta etapa es conocida como asentamiento.

Cuándo, dónde y cómo estas paralarvas pasan de ser nadadoras a juveniles que pasean por el fondo continúa siendo un misterio que dificulta la cría en cautividad de esta enigmática especie.

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