Un estudio realizado por científicos del Instituto de
Catálisis y Petroleoquímica y el Instituto de Parasitología y Biomedicina
"López-Neyra", ambos del Consejo Superior de Investigaciones
Científicas (CSIC), ha demostrado que una modificación química en el principal
antioxidante del té verde permite aumentar su estabilidad en solución acuosa e
incrementar su capacidad neuroprotectora in vitro. Los resultados han sido
publicados en la revista Frontiers in Nutrition.
Estudios previos habían documentado la capacidad que tienen
diversos polifenoles de origen vegetal para retardar la aparición de
enfermedades degenerativas y procesos patológicos como el Alzheimer, el
Parkinson, la esquizofrenia o el cáncer. Este efecto suele relacionarse con la
actividad antioxidante de estas moléculas y su capacidad para reducir los
niveles de especies de oxígeno reactivo (ROS),
A diferencia del té negro, el té verde (Camellia sinensis)
no es sometido a un proceso de oxidación o aireación durante su procesado, por
lo que sus componentes bioactivos no se ven alterados. Una taza de té verde
contiene aproximadamente 80 miligramos de un compuesto antioxidante denominado
galato de epigalocatequina o EGCG.
Prevenir enfermedades neurodegenerativas
“En la naturaleza, muchos de estos polifenoles están
glicosilados, es decir, conjugados con una molécula de azúcar, fundamentalmente
glucosa. Basándonos en este fenómeno, nos propusimos en primer lugar glicosilar
el antioxidante EGCG para mejorar sus propiedades. Y lo logramos mediante un
proceso biocatalítico”, detalla Francisco J. Plou, del Instituto de Catálisis y
Petroleoquímica del CSIC.
Los investigadores han llevado a cabo la modificación del
EGCG en agua, a 50°C y con una enzima de una bacteria termófila. El trabajo
demuestra que la modificación química de la estructura del EGCG mediante la
incorporación de una glucosa permite aumentar el efecto neuroprotector de esta
molécula.
Los resultados obtenidos pueden servir de base para futuras
aplicaciones de esta familia de compuestos, como nutracéuticos o ingredientes
funcionales, con el objeto de prevenir enfermedades neurodegenerativas. El
siguiente paso es corroborar los resultados del laboratorio llevando a cabo
estudios in vivo.
Fuente obtenida de : http://www.csic.es
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