Miles de extranjeros viajan a Moscú y gastan 100.000 euros en un tratamiento con células madre que todavía se ensaya en varios países.
Hace más de un año que Damien Gerace decidió apostarlo todo a la carta rusa. Enfermo de esclerosis múltiple desde 2001 y desesperanzado por los tratamientos a los que se estaba sometiendo, se impuso reunir los casi 50.000 euros que le costaría otra fórmula: un trasplante de células madre hematopoyéticas en Moscú. “La enfermedad avanzaba, hacía tres años que ya no podía caminar y ya había probado los tratamientos disponibles para mí en Francia”, recalca el francés, de 38 años. Hizo las maletas y viajó a la capital rusa para someterse a un procedimiento médico no aprobado por las agencias internacionales para el tratamiento de la esclerosis, y del que aún se están haciendo ensayos clínicos en varios países. Un viaje, pese a ello, que realizan cada año cientos de extranjeros con patologías como la suya.
El trasplante autólogo de células madre hematopoyéticas al que se sometió Gerace se realiza para el tratamiento de algunos tipos de cáncer. Consiste en tratar al paciente con fármacos inmunosupresores que destruyen las células que originan la inflamación y, como resultado, la médula ósea. Después, se le trasplantan sus propias células madre, extraídas antes de todo el proceso, para reconstruir la médula. Es un tratamiento complejo, que requiere casi cuatro semanas de ingreso y alta especialización. En la Unión Europea, Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda no está aprobado para realizarse de forma habitual para tratar la esclerosis múltiple o patologías similares. Los expertos avisan de que aún falta evidencia y protocolos de uso, así que se realiza solo en casos concretos y dentro de ensayos clínicos. Tiene entre un 1% y un 3% de mortalidad.
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