Los linfocitos T y B son células de la sangre que se producen en la médula ósea y que se encargan de proteger a nuestro cuerpo de los agentes patógenos que pueden afectarle, por lo que se incluyen en el grupo de los llamados leucocitos o glóbulos blancos.
Los linfocitos T son los encargados de controlar la respuesta inmune celular, conformando el 70% del volumen total de linfocitos derivados de las proteínas o citosinas. También se encargan de colaborar en la generación de las respuestas inmunes, como es el caso de la fabricación de anticuerpos por los linfocitos B.
Por otra parte, los linfocitos B son los responsables de llevar a cabo la inmunidad mediante la fabricación de anticuerpos, una vez que se exponen a los antígenos o agentes patógenos que desencadenan la respuesta inmune. Este tipo de células constituyen entre el 5 y el 15% del volumen de linfocitos en la sangre.
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