viernes, 10 de mayo de 2019

EL GENOMA DE LOS MADRUGADORES LOS PROTEGE DE LA DEPRESION

Los científicos llaman alondra al tipo de persona que sale de la cama con facilidad y encuentra la mayor productividad del día por las mañanas. Su cronotipo —este es el nombre técnico que recibe cada patrón de sueño y actividad— es opuesto al de los búhos, que trabajan mejor de noche y se acuestan y levantan tarde, según las convenciones sociales. Un nuevo estudio, publicado hoy en Nature Communications, desvela que quienes están genéticamente programados para despertar pronto tienen menos riesgo de sufrir enfermedades mentales como la depresión o la esquizofrenia. Además, declaran sentirse mejor que los demás.

Se conocía que la genética de cada individuo condiciona su facilidad para seguir uno u otro horario. Pero las investigaciones previas solo habían identificado un puñado de genes relevantes al cronotipo, y aquellos estudios que han buscado un vínculo con la salud solo han encontrado correlaciones, no causalidad. El nuevo trabajo, que ha analizado el genoma de 697.828 personas, concluye que existen al menos 351 genes que predisponen a una persona a ser búho o alondra, cientos más de los 24 que se conocían. Al determinar qué variantes genéticas comparten las alondras, los investigadores han podido establecer una relación causa-efecto entre ser tempranero y gozar de una mayor salud mental.

l equipo internacional de investigación, encabezado por biólogos de la Universidad de Exeter (Reino Unido), analizó los genomas de ciudadanos británicos recogidos en la base de datos de investigación UK Biobank y también datos de la empresa privada estadounidense 23andMe, que vende pruebas personales de genética. Cada participante había indicado su patrón de sueño previamente en una encuesta. Sin embargo, los científicos buscaban una medida más objetiva del cronotipo, así que incluyeron en el análisis datos de 85.760 personas cuyas horas de sueño se registraron con una pulsera de actividad.

l estudio confirma que quienes estaban genéticamente predispuestos a ser alondras se dormían de media 25 minutos antes en el día que los búhos. Obtuvieron esta medida al comparar el 5% de personas que tenían en su ADN más genes tempraneros con el 5% que tenía menos. La diferencia de horarios entre un extremo del espectro y el otro parece modesta, pero es estadísticamente significativa. No había diferencias, sin embargo, en la duración ni la calidad del sueño.

Aunque los matutinos declaran mejor bienestar en general y se detectó que sufrían menos casos de depresión y de esquizofrenia, los investigadores no han encontrado que ser madrugador proteja contra otras enfermedades, como diabetes u obesidad. “Esto fue un poco sorprendente”, dice el biólogo Samuel Jones de la Universidad de Exeter, uno de los autores del estudio. “Muchas investigaciones han encontrado que los búhos tienen una peor regulación metabólica y quizá un riesgo de diabetes y obesidad. Pero esos estudios suelen ser de correlación; nosotros al usar genética hemos podido inferir la causa y el efecto”.

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