Con esta técnica, los pacientes en estadio moderado (aquellos que necesitan supervisión constante para las actividades de la vida diaria) mostraron una ralentización del 61% en la progresión del Alzheimer en comparación con las personas del grupo placebo.
La idea consiste en retirar una de las proteínas que se van almacenando en el cerebro de los pacientes con Alzheimer, las beta-amiloide. Dado que circulan en el plasma unidas a la albúmina, los investigadores apostaban por la extracción de dicho plasma para poder hacer limpieza y limitar así el impacto de la enfermedad en las funciones cognitivas. ¿Cómo? A través de la plasmaféresis (una técnica consolidada y segura que se basa en el recambio plasmático y se utiliza para algunas enfermedades autoinmunes) y su sustitución con albúmina.
Según el portavoz de la Sociedad Española de Neurología (SEN), Guillermo García Ribas, «es la primera vez en 15 años que se obtienen resultados positivos de un ensayo clínico multicéntrico en la ralentización del Alzheimer».
Sin embargo, no hay ninguna modificación en la progresión de la enfermedad en las personas con Alzheimer leve. Y este es uno de los interrogantes que hay que analizar. Como señala García Ribas al comentar este estudio, «habrá que valorar qué diferencias hay entre los afectados leves y los moderados para entender por qué esta técnica funciona en un grupo y no en otro». Además, «habrá que ver si la albúmina es necesaria o sólo bastaría con la retirada de plasma, qué cantidad y durante cuánto tiempo, por ejemplo».
En la misma línea, Víctor Grifols Roura, el presidente de Grifols, afirma: «continuaremos explorando el potencial de las proteínas plasmáticas y del recambio plasmático en estudios posteriores».
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