martes, 20 de noviembre de 2018

El paracetamol cura los corazones rotos



Un estudio publicado en PNAS, se muestra cómo en el cerebro se activan las mismas áreas en una ruptura que cuando, por ejemplo, le cae una taza de café caliente encima. Aunque el cerebro no procesa igual el dolor emocional que el físico, las reacciones posteriores sí son muy parecidas. Por todo ello, otro trabajo liderado por Nathan deWall, psicólogo de la Universidad de Kentucky (EE. UU.), acaba concluyendo que tomar paracetamol puede reducir esa respuesta física y neuronal asociada al rechazo social, ya sea de su pareja, o en el círculo familiar o de amistades. La investigación confirmó que en las personas que tomaron este compuesto, se reducía la actividad cerebral relacionada con el dolor. Los autores llaman a la precaución a la hora de ingerir medicamentos hasta que próximos estudios verifiquen sus resultados.
¿Por qué nos afecta tanto una ruptura? La culpa la tiene la dopamina, que alimenta todo una cadena de sensaciones gratificantes: estimula el deseo, la motivación, la voluntad y enfoca nuestros pensamientos en una dirección determinada. Y todo ello en la misma región del cerebro que se activa cuando alguien necesita su dosis de cocaína… Es la parte que se conoce como cerebro reptiliano, encargado de las funciones más primarias, que incluye el tallo del encéfalo, donde se halla un grupo de neuronas llamadas núcleo accumbens (desde donde se segrega esta hormona) cuya estimulación produce sensaciones placenteras. La oxitocina y la serotonina se alían con la dopamina creando un sentimiento de vinculación profunda con la otra persona y la vasopresina, por su parte, también llamada «hormona de la monogamia», refuerza el sentimiento de familia, favorece el quedarse con tu pareja y no largarse en busca de otras nuevas. Mientras que la testosterona pide irse de marcha, la vasopresina prefiere quedarse en casa. Cuando todo ese fluir de pasiones se rompe bruscamente, la parte del cerebro que las alimentaba con fervor tiende, durante un tiempo, a reavivar aún más ese fuego, en lugar de disminuirlo. Y sí, eso duele de verdad. Lo bueno es que, con o sin paracetamol, la desazón tampoco dura para siempre.
ruptura

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