Las relaciones estables han aparecido de forma independiente en todo tipo de animales, desde peces a roedores de manera muy similar.
Esta semana, la revista científica PNAS publicaba uno de estos trabajos. Los científicos, liderados por Rebecca Young, de la Universidad de Texas, en Austin ( EE UU ), analizaron cinco pares de especies muy parecidas en la que una era monógama y la otra no. En el equipo de la monogamia, se escogió a los ratones californianos, los topillos de la pradera, un tipo de ave conocida como bisbita alpino, la rana venenosa Ranitomeya imitator y un pez ( Xenotilapia ) que vive en el lago Tanganica, en África central.
En el lado polígamo quedaron los ratones ciervo, los Microtus pennsylvanicus ( los primos infieles de los topillos de la pradera ), el acentor común, otra rana venenosa ( Oophaga pumilio ) y otro pez cíclido africano. Sorprendentemente, pese a tratarse de animales tan distintos como peces o ratones, el análisis del cerebro de los machos reveló que la distinta expresión de una misma serie de genes se asociaba a un individuo polígamo o a uno monógamo. Una de las especies empleadas en este estudio, el topillo de la pradera, es una de las favoritas para tratar de entender a ese grupo minoritario de mamíferos que son monógamos.
Investigadores como Larry Young, de la Universidad Emory, descubrieron que el secreto de esta forma de vida se encontraba en los receptores de la vasopresina y la oxitocina que tienen los topillos en las regiones del cerebro que regulan la recompensa. Más adelante, experimentos con otras especies de topillos muy similares, pero promiscuos, mostraron que si se les proporcionaba de manera artificial oxitocina y vasopresina también se volvían monógamos. “ El estudio no nos dice cómo actúan esos genes en el cerebro para favorecer la monogamia y eso es lo que se debería averiguar en el futuro ”.
En el lado polígamo quedaron los ratones ciervo, los Microtus pennsylvanicus ( los primos infieles de los topillos de la pradera ), el acentor común, otra rana venenosa ( Oophaga pumilio ) y otro pez cíclido africano. Sorprendentemente, pese a tratarse de animales tan distintos como peces o ratones, el análisis del cerebro de los machos reveló que la distinta expresión de una misma serie de genes se asociaba a un individuo polígamo o a uno monógamo. Una de las especies empleadas en este estudio, el topillo de la pradera, es una de las favoritas para tratar de entender a ese grupo minoritario de mamíferos que son monógamos.
Investigadores como Larry Young, de la Universidad Emory, descubrieron que el secreto de esta forma de vida se encontraba en los receptores de la vasopresina y la oxitocina que tienen los topillos en las regiones del cerebro que regulan la recompensa. Más adelante, experimentos con otras especies de topillos muy similares, pero promiscuos, mostraron que si se les proporcionaba de manera artificial oxitocina y vasopresina también se volvían monógamos. “ El estudio no nos dice cómo actúan esos genes en el cerebro para favorecer la monogamia y eso es lo que se debería averiguar en el futuro ”.
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