sábado, 19 de enero de 2019

Bacterias españolas



La Complutense inicia un trabajo para identificar la flora intestinal asociada a la dieta mediterránea.

Solo hay un órgano del cuerpo humano que muestra diferencias por países, razas y, quizá, sexo. Es la microbiota, el conjunto de microorganismos (sobre todo, bacterias) que habitan el sistema digestivo o flora intestinal. Varía en función de la dieta y otros factores exteriores, como el consumo de medicamentos. Por eso la cátedra de Nutrición y Salud de la Universidad Complutense va a inicar el trabajo de identificar la composición de la microbiota española.

Se calcula que en cada persona viven entre 500 y 1.000 tipos de microorganismos que pesan, de media, unos dos kilos, y que está compuesto por 39 billones de células. Esta composición, tanto en especies diferentes como en su cantidad, es muy particular.

Hasta la fecha, en el mundo solo se ha analizado a fondo la microbiota de la población estadounidense, de Holanda y de los hadza, una tribu nómada de Tanzania, proporcionando un dato revelador: la de los africanos es mucho más variada que la de los occidentales, debido a sus condiciones de vida con un mayor contacto con la naturaleza y mayor  consumo de productos frescos.

El carácter de ser vivo de la microbiota es patente desde el primer momento de la vida de las personas. Lo normal es que los niños adquieran sus primeras colonias de la madre ya en el momento de nacer, al estar en contacto con el canal del parto de la mujer. Esa es una de las razones por la que los pediatras aconsejan el parto natural frente a la cesárea, en la que el niño no se ve expuesto a esas bacterias. Luego, el contacto con la piel de quienes les rodean, del pezón y la leche si maman va enriqueciendo la microbiota.

Pero esta no para de cambiar. El principal factor que la determina es la dieta, pero hay condicionamientos como los medicamentos, el alcohol y los hábitos de vida que la moldean. Al final, como ha explicado Marta Hernández, directora de Nutrición del Instituto, se trata de un equilibrio entre microorganismos beneficiosos y otros que pueden ser perniciosos si proliferan, y el objetivo es mantener ese balance. Los problemas, y no solo los digestivos, aparecen cuando este juego de compensaciones se altera, lo que los especialistas llaman disbiosis.

La microbiota es, probablemente, uno de los órganos que más interés suscitan actualmente. Primero, por lo novedoso (su consideración como un órgano humano la acuñó Inna Sekirov en 2010). Y, segundo, por su relación con la salud de las personas y que es fácilmente modificable, lo que ha despertado el interés de industrias farmacéuticas y nutricionales. Se relaciona no solo con la digestión, sino con procesos inflamatorios, inmunitarios, cánceres, e incluso depresión o autismo.

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