Tras recolectar los datos de una encuesta de
la empresa de pulseras que miden la actividad física, FitBit, de sus usuarios; durante
las noches desde marzo de 2017, la empresa descubrió que de media los hombres
duermen seis horas y 26 minutos, mientras que el tiempo de las mujeres asciende
a seis horas y 50 minutos. El motivo de esta diferencia temporal se encuentra
en la arquitectura cerebral.
Según las conclusiones de un estudio llevado
a cabo por la Universidad de Pensilvania, la estructura neuronal femenina
permite destacar ciertas habilidades de comunicación, de capacidad analítica e
intuitiva, así como mejor memoria y cognición social. Todo esto hace que las
mujeres estén más equipadas para la multitarea y para crear soluciones en grupo
e, indica el neurocientífico, exige un mayor descanso para la recuperación.A pesar de necesitar algunos minutos más de sueño y de que algunas lo consigan, muchas son más propensas a tener dificultades para descansar que los hombres. Distintas investigaciones y encuestas concluyen que las mujeres sufren más insomnio y otros problemas para conciliar el sueño, confirma el doctor Puertas: "Estadísticamente las mujeres padecen el doble de insomnio que los hombres y lo sufren más desde el punto de vista de rendimiento cognitivo y somático".
Estas dificultades para conciliar el sueño también
hacen que, durante el día, experimenten más somnolencia, que puede producir
distintos problemas como falta de concentración o aumento del apetito y, por lo
tanto, del peso. Lo que sigue sin saberse es la razón exacta por la que ocurren
estas diferencias.
El doctor Puertas explica que podría haber un componente sociológico y cultural que las explique: "Socialmente se ha cargado a las mujeres con más preocupaciones que se llevan a la cama". También señala que hay factores biológicos que pueden alterar el sueño como el embarazo o el cuidado de los niños: "Está demostrado que el oído de la mujer es más sensible a la hora de percibir o reaccionar ante el llanto de un bebé".
El doctor Puertas explica que podría haber un componente sociológico y cultural que las explique: "Socialmente se ha cargado a las mujeres con más preocupaciones que se llevan a la cama". También señala que hay factores biológicos que pueden alterar el sueño como el embarazo o el cuidado de los niños: "Está demostrado que el oído de la mujer es más sensible a la hora de percibir o reaccionar ante el llanto de un bebé".
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