Algunas más pistas sobre el
misterio de los 'controladores de élite' del VIH
Los expertos en VIH llevan años estudiando un fenómeno
para el que aún no han encontrado respuesta. Es el de los llamados
'controladores de élite'; pacientes que consiguen mantener la infección a raya
sin medicación ni ninguna otra ayuda externa. En estas personas, el virus no
avanza, permanece en el organismo con una carga casi indetectable y ningún
síntoma de enfermedad.
Varias investigaciones han conseguido
desvelar que hay determinadas características genéticas y del funcionamiento
del sistema inmunitario de algunos individuos con esta capacidad para
'escudarse' frente al VIH. Además, también se sabe que existen particularidades en ciertos virus que podrían estar
implicadas en este control. Pero ahora, un grupo de investigadores
españoles de la Red de Investigación en SIDA (RIS) del Instituto de Salud
Carlos III ha conseguido describir con detalle una de estas singularidades en
los virus, despejando una importante incógnita para entender por qué existen
los 'controladores de élite'.
En concreto, los investigadores, entre los
que figuran científicos de la Unidad de Farmacología de la Universidad de La
Laguna de Tenerife y del Grupo de Virología e Inmunología Celular IrsiCaixa de
Barcelona, han descrito un defecto en el virus que explica la causa de que la
enfermedad no progrese en algunos casos. Este 'fallo' se produce en la proteína
que envuelve al patógeno, en su membrana externa, y le impide una correcta
replicación y evolución, por lo que frena su avance.
"Lo primero que hace el VIH es modificar la estructura de las células para poder infectarlas",
explica Cecilio López-Galíndez, responsable de la red RIS.
Pero el defecto descrito en la envoltura
del virus impide que este paso clave de la infección se produzca adecuadamente.
Cuando este fallo está presente, añade el experto, el VIH no consigue fusionarse
adecuadamente con las células, por lo que "la infección no es capaz de
progresar".
Los científicos lograron detectar este
defecto tras estudiar a cinco 'controladores de élite' españoles que
adquirieron el VIH en la década de los 80 tras compartir jeringuillas
contaminadas. Todos ellos llevan décadas conviviendo con el virus sin la ayuda
de ningún fármaco y sin ninguno de los síntomas que acompaña a la infección.
"Hace unos años descubrimos que estos
pacientes eran portadores de prácticamente el mismo virus, lo que nos llamó la
atención porque normalmente la variabilidad es muy alta", explica
López-Galíndez. "Quisimos, por tanto, saber qué papel cumplía el virus en
el hecho de que en ninguno de estos pacientes se hubiera producido una progresión
clínica. En primer lugar, descubrimos que era un virus
que se replicaba mal. Y ahora hemos podido descubrir que la clave de ese
fallo está en un defecto en su envoltura", añade.
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