domingo, 8 de abril de 2018

El encarecimiento de bebidas azucaradas, alcohol y tabaco es el beneficio de los más pobres


Se ha demostrado que elevar el precio de productos con un demostrado impacto negativo en la salud como el tabaco, el alcohol y las bebidas azucaradas, es una medida efectiva para frenar el avance de las enfermedades crónicas que cada año causan siete de cada diez muertes en todo el mundo, ha concluido un grupo internacional de científicos.
Hasta ahora, estos impuestos sobre productos insanos han sido criticados porque impactan más negativamente a las personas con menos recursos. Este es uno de los argumentos más defendidos por la industria de las bebidas azucaradas. “El argumento habitual ha sido que la gente más pobre dedica una mayor parte de sus ingresos a comprar estos productos, lo que es cierto, pero hasta ahora el debate se había quedado ahí”, explica Rachel Nugent, coordinadora del grupo de trabajo sobre enfermedades crónicas de la revista médica The Lancet que publica hoy el resultado de cinco estudios sobre el tema.
Uno de los trabajos analiza encuestas nacionales sobre el consumo de tabaco, alcohol y bebidas azucaradas entre familias con diferentes niveles de renta en 13 países, Chile, Guatemala, Panamá, Nicaragua, Albania, Polonia, Turquía, Tayikistán, Tanzania, Níger, Nigeria, India y Timor Oriental, el análisis más completo de este asunto, según The Lancet.
El trabajo concluye que los impuestos sobre el alcohol, las bebidas azucaradas y alimentos poco saludables repercuten sobre todo en los hogares más ricos, porque son estos los que registran un mayor consumo de estos productos. Lo mismo sucede con el tabaco, aunque en este caso la relación es menos clara, pues el tabaquismo es muy elevado entre las personas con menos recursos en muchos países. El trabajo reconoce que todos estos impuestos afectan más económicamente a las familias con menos recursos, pero añade que también son estos hogares los que podrían ganar más beneficios en su salud, pues las familias con menos renta son las que más rápido dejan de comprar estos productos si sube el precio.
“Nuestros resultados muestran que los beneficios de los impuestos dependen del perfil del consumo en cada país, por lo que no se pueden hacer generalizaciones. También hemos observado que los más pobres no siempre son necesariamente los más afectados por estos impuestos y en muchos casos son los que más beneficios de salud obtienen al consumir menos estos productos y retrasar la aparición de enfermedades crónicas”, explica Nugent.
Esta colección de estudios pretende ser una guía para gobiernos que barajen imponer este tipo de impuestos. "Este estudio desbanca el mito de que los impuestos impactan más a los pobres, ese es un mensaje equivocado para los políticos", resalta Franco Sassi, de la escuela de negocios del Imperial College de Londres y coautor del trabajo. "En cuanto al alcohol, la distribución por rentas es muy uniforme en todos los países y son las clases altas las que más lo consumen y por tanto las más afectadas por las tasas", asegura. Respecto a las bebidas azucaradas, en los países en desarrollo también son los ricos los mayores consumidores. En los países desarrollados, al contrario, son los más pobres, explica el investigador. El estudio resalta que los beneficios de estos impuestos para la salud es aún mayor si se tiene en cuenta que parte de los ingresos por la venta de estos productos se dedica a programas de prevención de enfermedades crónicas y fomentar hábitos saludables entre las personas de menor edad en algunos países.

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