Así lo demuestra un reciente estudio publicado en el Journal of Personality and Social Psychology, en el que se concluye que las mujeres tienen niveles más bajos de cortisol, una hormona relacionada con el estrés, al percibir el olor corporal de sus parejas, en el caso del ensayo masculinas.
Para la investigación, se reclutó a un total de 96 mujeres, a las que se agrupó asignándoles olores diferentes. Un grupo tenía contacto con el olor de su pareja sentimental, otro con el de un extraño y un tercer grupo recibía un aroma neutro. Después los tres grupos fueron sometidos a un elemento que incrementase su estrés. De esta forma, se pudo observar cómo la ansiedad percibida se redujo en las participantes que estuvieron expuestas al olor de su pareja, mientras que los niveles de cortisol fueron más elevados en quienes les tocó el de un extraño.
Según explica Marlise Hofer, de la Universidad de Columbia Británica (Canadá), autora principal del estudio, esta conclusión explicaría ciertos comportamientos relacionados con la psicología social, como el hecho de que "muchas personas duermen en el lado de la cama de su pareja cuando esta no está", porque quizás eso les genere tranquilidad.
Oler el peligro (literal)
Al contrario, el hecho de que el grupo que recibía el olor de un extraño, reaccionase con mayor nivel de estrés, se podría relacionar con que "desde una edad temprana, los humanos tememos a los extraños —especialmente si son hombres—, de modo que el aroma de un hombre que no conocemos puede desencadenar una respuesta de 'lucha o huida' que conduce a un aumento del cortisol".
No solo calma, la fragancia corporal de una persona puede hablar de evolución y traernos recuerdos y emociones.
La sexóloga Verónica Vivero explica que nuestro olfato también tiene "un sentido de registro o memoria olfativa". Este mecanismo permite que el olor se recoja a través del bulbo olfativo, que está conectado con una estructura cerebral que conocemos como sistema límbico, encargado de funciones básicas y muy relacionado con las emociones. "Nuestro sistema olfativo registra ese aroma y le asocia a una emoción", aclara Vivero. Eso explicaría que el olor de nuestra pareja "nos reporte emociones como: seguridad, apego, intimidad, etcétera".
Más potente que la vista o el oído
Todo este proceso, añade, "tiene una base neurobiológica y está directamente relacionado con nuestro instinto de supervivencia. Un olor nos conecta con el medio, nos alerta, nos atrae, nos avisa de un peligro, nos conecta con un recuerdo, con el pasado, con sentimientos, con emociones…".
Por eso, "si hemos asociado el olor de la pareja con una emoción agradable, este condicionamiento responde fisiológicamente bajando los niveles de cortisol en sangre (hormona del estrés) y se reduce la ansiedad".
También cabe pensar que el olor de nuestra pareja nos puede conectar con recuerdos agradables, que aplaquen nuestra ansiedad, y nos trasladen a momentos de felicidad. A este respecto, hay estudios que han demostrado que la conexión emocional que hacemos al evocar un recuerdo, a través de un olor, es más fuerte, que la que se produce a través de sonidos o imágenes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario