Según dos investigaciones recién aparecidas en la revista Cell, en efecto, ese virus unió su código genético al genoma de los animales que se desplazaban sobre sus cuatro patas.
La cuestión es que, según los investigadores, esos diminutos paquetes de información podrían estar en la base misma del sistema por el que los nervios se comunican entre sí y se reorganizan a lo largo del tiempo, tareas que resultan de la máxima importancia a la hora de elaborar el pensamiento superior.
Ahora, los
nuevos estudios publicados en Cell han llevado las cosas un paso más
allá. Y los investigadores están convencidos de que ese antiguo virus
que está aún muy activo en nuestras células cerebrales parece ser tan
importante para su funcionamiento que incluso los procesos por los que
se rige el pensamiento tal y como los conocemos, podrían no haber
llegado a desarrollarse sin su intervención.
A pesar de
que aún no está del todo claro qué hace exactamente toda esa información
cuando llega a la nueva célula, los investigadores descubrieron que si
ese proceso no funciona correctamente, las sinapsis desaparecen. Y se
sabe que los problemas con el gen Arc suelen aparecer en personas con
problemas de autismo y otras afecciones neuronales.
"Estos
procesos -escriben en su artículo- subyacen a funciones cerebrales que
van desde el condicionamiento operativo clásico (formas simples de
recompensa y aprendizaje basado en el castigo) hasta la propia cognición
humana y el concepto del ´yo´".
El siguiente paso de la investigación, escriben Parrish y Komonaga, será reunir a expertos en neurociencia y el estudio de virus antiguos
para determinar con precisión los mecanismos a través de los que Arc
logró llegar a nuestro genoma, y cuál es exactamente la clase de información que está pasando entre nuestras neuronas en la actualidad.
Fuente: http://www.abc.es/ciencia/abci-virus-pudo-poner-marcha-consciencia-humana-201802120841_noticia.html
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