Por qué no se debería impedir la donación de órganos por muerte de sobredosis
En
octubre del año pasado, EE UU declaraba la emergencia
sanitaria por la ola de adicción a los opiáceos. Este problema ha
multiplicado las muertes por sobredosis y, según un análisis de la Universidad
Johns Hopkins, también ha multiplicado el porcentaje de donantes muertos por
intoxicación. En un estudio publicado en la revista Annals of Internal Medicine,
los investigadores han analizado 138.565 donantes y 337.934 receptores de
trasplantes entre 2000 y 2017.
Los
autores trataron de averiguar si ese incremento podía poner en riesgo la
seguridad de los trasplantes y sus resultados fueron positivos. En comparación
con los de otros donantes, los órganos de muertos por sobredosis no tuvieron
peor pronóstico. Además, en casos de receptores de corazones o pulmones, los
que los obtuvieron de usuarios de drogas fallecidos, tenían entre un 1% y un 5%
más de probabilidades de estar vivos después de cinco años que los que los
recibieron de donantes muertos por otras causas. El dato puede ser interesante
para casi 115.000 candidatos a trasplantes de órganos en EE UU, en su mayoría
riñones (un 81%) e hígados (un 12%).
Según
se explica en el artículo, este tipo de donantes se rechazan con más frecuencia
por el mayor riesgo de estar infectados por VIH o Hepatitis C. En el pasado,
patógenos como el virus del sida podían pasar desapercibidos si se encontraban
en un periodo latente y pasar al trasplantado junto con el órgano. Sin embargo,
según se explica en el análisis de Johns Hopkins, las nuevas pruebas de ácido
nucleico y de anticuerpos hacen que el riesgo de infección sea “extremadamente
bajo”. “Además, los candidatos que aceptan riñones presentan un porcentaje de
supervivencia mejor que aquellos que esperan por otro órgano”, señalan. En
cualquier caso, advierten que los riesgos se deberían evaluar conforme a la
situación de cada candidato.
Hasta
ahora, el mayor riesgo de transmitir una infección como la hepatitis C hacía
descartar muchos órganos que ahora se aceptan. En 2017, casi el 30% de los
donantes de órganos muertos por sobredosis de drogas portaban ese virus, muy
por encima del 4% de los muertos por otras causas. “Ahora, ese enfoque ha
cambiado por completo por la llegada de los nuevos antivirales contra el virus
C”, explica Rafael Matesanz, creador de la Organización Nacional de Trasplantes . “Ahora es posible trasplantar órganos con virus C y dar después el
tratamiento profiláctico.
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