Los daños cerebrales producidos por el consumo de alcohol
siguen progresando cuando cesa la ingesta, durante las primeras semanas de
abstinencia, según ha demostrado un trabajo con resonancia magnética realizado
conjuntamente por el Instituto de Neurociencias de Alicante () y el Instituto
Central de Salud Mental de Mannheim (Alemania).
La investigación, cuya primera autora es la investigadora
Silvia de Santis, del Instituto de Neurociencias, muestra que seis semanas
después de haber dejado de beber siguen produciéndose cambios en la materia
blanca del cerebro.
“Un aspecto importante del trabajo es que el grupo de
pacientes participantes en nuestra investigación están internados en el
hospital, en un programa de desintoxicación, y se les controla el consumo de
sustancias adictivas, lo que garantiza que no están bebiendo nada de alcohol. Por
tanto, se puede hacer un seguimiento fiel de la fase de abstinencia, un periodo
crítico porque las recaídas llevan a cronificar el consumo de alcohol”, resalta
el doctor Canals.
Con el consumo de alcohol “se produce un cambio generalizado
en la sustancia blanca, es decir en el conjunto de fibras que comunican
distintas partes del cerebro. Las alteraciones son más intensas en el cuerpo
calloso y la fimbria. El cuerpo calloso está relacionado con la comunicación
entre ambos hemisferios. La fimbria contiene las fibras nerviosas que comunican
el hipocampo, estructura fundamental para la formación de memorias, con el
núcleo accumbens y la corteza prefrontal”, detalla el doctor Canals. El núcleo
accumbens forma parte del sistema de recompensa del cerebro y la corteza prefrontal
es fundamental en la toma de decisiones.
Los investigadores de Alicante y Alemania intentan ahora
caracterizar los procesos inflamatorios y degenerativos de forma independiente
y más precisa, con el fin de entender la progresión durante la fase de
abstinencia temprana en personas con problemas de abuso de alcohol.
Fuente obtenida de : http://www.csic.es
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