Esta científicamente
probado que dormir es necesario para formar la memoria,este proceso depende
tanto de la consolidación de algunos recuerdos como del olvido de otros. Algunos científicos españoles ya habían
investigado y demostrado que durante la
etapa de sueño, la mente humana solo cimenta los conjuntos de recuerdos que están fuertemente
asociados, por ejemplo por su proximidad temática y temporal. Por ello,
un equipo de investigadores en Reino Unido, encabezado por una neurocientífica
española, ha observado en el cerebro de ratones anestesiados un proceso
fisiológico de "limpieza" de las conexiones neuronales que explica el
mantenimiento de la memoria. El estudio, que es “de gran calidad técnica”,
según el neurofisiólogo Juan de los Reyes, del Hospital Nacional de Parapléjicos
y ajeno a esta investigación, aparece publicado en la revista Neuron.
A lo largo del día, el aprendizaje y la percepción
sensorial crean o modifican conexiones neuronales que forman la base de los
recuerdos. Los investigadores utilizaron ratones anestesiados para emular la
actividad del cerebro durmiente, ya que el sueño natural de estos roedores es
impredecible y solo dura entre 10 y 15 minutos. Al medir la actividad de sus
sinapsis durante la fase del sueño que no es REM, conocida como sueño de ondas
lentas, los investigadores encontraron que solo se refuerzan las sinapsis en
los grupos de neuronas que se reactivan juntas, siguiendo el patrón de las
conexiones activadas durante la vigilia. “El cerebro descarta las conexiones
más débiles para asegurar que se consolidan los recuerdos más fuertes”, explica
la autora principal del estudio Ana González-Rueda.
La
capacidad que tienen los vínculos entre neuronas para fortalecerse o
debilitarse, conocida como plasticidad sináptica, se rige por la mayor o menor
emisión de neurotransmisores, las moléculas mensajeras que transmiten el
impulso eléctrico de una neurona a la siguiente.
Por ello en el sueño, el mismo proceso podría
describir la cimentación de algunos recuerdos pero eso no explica cómo se
promueve activamente el olvido de otros. La clave, puede está en la ondulación
que da nombre al SWS: durante esta fase del sueño, la actividad neuronal oscila
más o menos cada segundo, con picos de gran excitación y valles de quietud.
González-Rueda
y sus compañeros utilizaron luz para activar sinapsis en la capa exterior del
cerebro de los ratones anestesiados y la
técnica de fijación de membranas para medir la excitación de las células. Con
esta metodología han descubierto que el comportamiento del cerebro no es uniforme
ante la oscilación.
De forma general las sinapsis
están programadas para debilitarse en SWS, limpiando el cerebro de información
accesoria para evitar la saturación. Pero
el proceso de limpieza se detiene en los grupos de neuronas que se reactivan a
la vez —porque formaron vínculos fuertes durante el día—.
“El
enfoque con ratones nos aproxima a un modelo del mecanismo que es actualmente
imposible de estudiar en humanos”, dice Lluís Fuentemilla, un neurocientífico
de la Universidad de Barcelona.
Aunque
es muy difícil conocer si los procesos
neurofisiológicos estudiados en ratones bajo anestesia se pueden aplicar en
personas y con sueño natural, los resultados de esta investigación “aportan una
información muy importante”, sostiene el científico, y podrían explicar el
modelo cognitivo que su laboratorio ya estudió en humanos.
Por ahora, los investigadores
de esta prueba no saben a qué recuerdos concretos se asocia la actividad
neuronal que han medido, pero en estudios futuros podrían aislar partes físicas
de la memoria.
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