¿Es posible conocer de forma precisa la edad biológica del organismo? El año de nacimiento determina la edad cronológica de las personas. Sin embargo, dicha cifra no siempre correlaciona con el proceso de envejecimiento. Así, mientras algunos individuos disfrutan de una vida larga, otros mueren de forma prematura. Ahora, científicos de la Universidad de Sichuan y el Hospital de Beijing han descubierto un posible marcador de senectud que puede detectarse mediante un simple análisis de orina.
La guanina, una de las cinco bases nitrogenadas que componen el ADN y el ARN, es especialmente vulnerable al estrés oxidativo producido por los radicales libres. Estos productos secundarios del metabolismo celular pueden causar mutaciones en el material genético y favorecer el envejecimiento. No obstante, las células disponen de enzimas capaces de reparar dichas alteraciones. La acción de estas proteínas sobre una guanina mutada genera como residuo la molécula 8-oxo-7,8- dihidro-2'-deoxiguanidina, o 8-oxodGsn, excretada del organismo a través de la orina.
En su estudio publicado por la revista Frontiers in Aging Neuroscience, los investigadores recogieron muestras de orina de 1228 personas sanas, con edades comprendidas entre 2 y 90 años. El análisis, realizado mediante cromatografía de líquidos, mostró que, en ambos sexos, la concentración de 8-oxodGsn aumentaba con la vejez. Sin embargo, las mujeres de entre 51 y 60 años presentaban mayor concentración del producto de oxidación en comparación con los hombres de la misma edad. Estos resultados sugieren que la menopausia podría afectar el proceso de envejecimiento. Durante esta etapa, la producción de estrógenos disminuye, hecho que reduce el efecto antioxidante de estas hormonas. Además, la ausencia de menstruación incrementa los niveles sanguíneos de hierro, elemento que favorece el estrés oxidativo.
Para los científicos, la cantidad de 8-oxodGsn presente en la orina podría ser un marcador fiable para determinar la edad biológica o senectud en adolescentes y personas adultas. No obstante, la molécula no permitiría realizar dicha estimación en bebés. La concentración del residuo durante el primer año de vida es sorprendentemente alta, mayor incluso que en individuos viejos. Dentro del útero materno, el ambiente que rodea el feto es hipóxico. Por consiguiente, los mecanismos antioxidantes de las células del recién nacido resultarían inmaduros e insuficientes para contrarrestar el daño inducido por el oxígeno atmosférico. Ello podría explicar este sorprendente resultado.
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