jueves, 21 de marzo de 2019

Grady, la prueba de que se puede ser padre tras superar un cáncer en la infancia


Los óvulos fueron fecundados con espermatozoides mediante ICSI, una técnica de reproducción asistida

Investigadores restauran la fertilidad masculina en monos con un autotrasplante de tejido del testículo.

La monita Grady, una cría de macaco Rhesus es la prueba de que los niños que sobrevivan a un cáncer en su infancia no estarán condenados a una infecundidad.
 Un equipo de científicos de la Universidad de Pittsburgh y del Instituto de Investigación del Hospital Magee-Womens, en Estados Unidos, han demostrado que podrán ser padres aunque no produzcan espermatozoides. 
Lo han conseguido por primera vez con un autotrasplante de tejido testicular en un primate no humano. El nacimiento abre la puerta a llevar la técnica a pacientes reales.

Uno de cada tres niños que sobreviven a un cáncer quedan estériles de forma permanente por la quimioterapia o la radioterapia con la que se curan. 
En los adultos con cáncer se conserva el esperma antes de comenzar el tratamiento, pero con los niños que aún no han alcanzado la pubertad no existe esa opción porque no hay espermatozoides que congelar. Por eso, parte de la investigación  intenta buscar una fórmula que permita a esos niños ser padres al llegar a la edad adulta. Se han probado varias formas, pero hasta ahora solo han tenido éxito en pequeños ratones y cerdos y las cuales han sido poco eficientes. Por ello es importante el paso que han dado ahora los investigadores estadounidenses en una especie tan próxima a los humanos.

El tratamiento propuesto es hacer una pequeña biopsia del tejido testicular infantil cuando aún está inmaduro y no produce esperma, antes de comenzar con la quimio o la radioterapia. Congelarlo y volver a reimplantarlo con una cirugía sencilla cuando ya sea adulto para devolverle la fertilidad. El experimento ha funcionado en esta primate, Grady, aunque la técnica no ha resultado muy eficiente en una especie tan próxima a los humanos.
Por otra parte preocupa la seguridad de la técnica. El tejido trasplantado podría conservar células cancerígenas y provocar una recaída del cáncer. Entonces la opción sería favorecer la maduración del tejido testicular en el laboratorio para no tener que implantarlo.

Hasta entonces el Hospital Hospital Magee-Womens ya ha empezado a conservar el tejido ovárico de sus pacientes infantiles para no perder ninguna oportunidad. 
Tanto de los niños como de las niñas. También se plantea la posibilidad de congelar el tejido ovárico antes de que haya óvulos maduros para que las niñas con cáncer puedan ser madres biológicas al llegar a la edad adulta.

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