viernes, 15 de diciembre de 2017

Se diseña un azúcar ‘sintético’ capaz de detener la progresión del cáncer de hígado

El cáncer de hígado es un tipo de tumor que a nivel global se corresponde con la segunda enfermedad oncológica más letal. Por una parte, por los retrasos en el diagnóstico de la enfermedad (en sus fases iniciales no presenta síntomas específicos) y, por otra, la falta de tratamientos eficaces una vez el tumor ha progresado.
Un estudio llevado a cabo por investigadores del Instituto Riken en Saitama (Japón), describe un tratamiento capaz de evitar que las células cancerígenas en el hígado acaben invadiendo a las células sanas. Y para ello, ‘solo’ hay que utilizar un azúcar ‘artificial’ (un análogo de la fucosa).
Como explica Yasuhiko Kizuka, director de esta investigación publicada en la revista «Cell Chemical Biology», dada su capacidad supresora de la invasión, el análogo de la fucosa se presenta como un tratamiento prometedor para prevenir las metástasis de los tumores ricos en fucosa, caso de aquellos que se encuentran en el hígado.

La fucosa, o más concretamente, la GDP-fucosa, es un derivado de la glucosa. La GDP-fucosa  una vez formada se rompe en dos moléculas: la GDP y la fucosa. Una vez liberada se une a los glicanos para dar lugar a los glicanos fucosilados. Aquí es donde entran en liza los experimentos llevados a cabo para interrumpir la fucosilación.

En el estudio, los autores utilizaron distintos tipos de análogos de la fucosa. Y lo que vieron es que el bautizado como ‘6-Alk-Fuc’ tiene la capacidad de evitar la fucosilación en distintos tipos de células. Sin embargo este no es capaz de inhibir ‘realmente’ la fucosilación, es decir, de bloquear la unión de la fucosa de la GDP-fucosa a los glicanos. Por tanto, debe actuar sobre otro proceso metabólico anterior.
Los autores utilizaron distintos cultivos de células de cáncer de hígado con un exceso de glicanos fucosilados y observaron que la administración del análogo ‘6-Alk-Fuc’ previno que estas células pudieran traspasar la matriz extracelular sana. Es decir, evitó que las células sanas fueran invadidas por las tumorales.

Sin embargo, parece que la eficacia del análogo no es del todo completa. Preserva  las células sanas y evita que se conviertan en malignas pero no es capaz de frenar la proliferación de las células tumorales. En consecuencia, el hígado conserva sus células sanas, pero sigue creciendo allá donde se encuentran las cancerígenas. Hay que seguir investigando.

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