El albinismo es un defecto hereditario que altera la
producción y el metabolismo de la melanina, lo que se traduce en una ausencia
total o parcial de este pigmento producido por unas células llamadas
melanocitos y que es responsable del color de la piel, cabello y ojos. También
aparece en los vegetales, donde faltan otros compuestos como los carotenos.
El patrón de herencia del albinismo es de tipo autosómico
recesivo, lo cual significa que la probabilidad de que el trastorno se
transmita de una generación a otra es baja. Para que esta enfermedad se
transmita es necesario que los padres sean albinos, o que sean portadores del
gen recesivo.
La falta de pigmentación de la piel hace que los albinos
sean más susceptibles a las quemaduras solares y al cáncer de piel. Y es que el
papel fisiológico fundamental de la melanina es proteger la piel de los efectos
nocivos de la luz ultravioleta.
Las personas albinas, pueden incluso, presentar un conjunto de anomalías
visuales características cuya manifestación puede limitar de forma muy
importante su calidad de vida. Por ello, las principales limitaciones de las
personas albinas no son las derivadas de su falta de pigmentación corporal sino
las derivadas de su falta de pigmentación ocular.
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