A día de hoy se han identificado numerosos tipos de cáncer que, entre otras características comunes, comparten la capacidad de potenciar la acción de las enzimas responsables de fosforilar –esto es, de añadir grupos fosfato– las proteínas. Un mecanismo que, denominado ‘fosforilación’, es básico para regular la actividad de las proteínas tumorales y, en consecuencia, para promover el crecimiento y proliferación del propio tumor. Sin embargo, y para que esta fosforilación sea efectiva, los tumores también tienen que desactivar –o inhibir– las enzimas que, como la PP2A, desmantelan este mecanismo al ‘retirar’ el fosfato de las proteínas. Y llegados a este punto, ¿hay disponible algún fármaco que reactive esta PP2A inhibida por las células cancerígenas? Pues por el momento, no. Pero investigadores de la Universidad Case Western Reserve en Cleveland (EE.UU.) parecen haber encontrado el primer fármaco capaz de hacerlo, abriendo así la puerta al desarrollo de terapias para prevenir el desarrollo de un gran número de tumores.
Como explica Goutham Narla, director de esta investigación publicada en la revista «The Journal of Clinical Investigation», «todos los fármacos que utilizamos en la actualidad para tratar a los pacientes con cáncer actúan sobre unas enzimas que, denominadas ‘quinasas’, unen moléculas de fosfato a las proteínas. Pero igual de importantes son las enzimas que, en lugar de añadir, retiran este fosfato. Es el caso de PP2A, que actúa como supresor tumoral y es desactivada en la mayoría de los tipos de cáncer. Una desactivación que es esencial para que una célula normal se convierta en maligna».
Contrarrestar la inhibición tumoral
En el estudio, los autores han identificado una molécula capaz de activar la enzima PP2A, responsable de retirar los grupos fosfato adheridos a las proteínas del tumor. Como indica Goutham Narla, «existen varias vías indirectas que han demostrado actuar sobre este tipo de enzimas, pero el nuestro es el primer ejemplo de activación directa de una de las mismas. Y es que esta ‘pequeña molécula’ o fármaco es capaz de unirse y activar PP2A».Y esta reactivación de PP2A, ¿tiene algún efecto sobre el crecimiento del tumor? Pues sí. Los autores utilizaron un modelo animal –ratones– al que trasplantaron células de cáncer de pulmón. Y posteriormente, le administraron el nuevo fármaco experimental durante un periodo de cuatro semanas. El resultado es que, gracias a la labor de la PP2A reactivada, se redujo, y mucho, la probabilidad de que los animales acabarán desarrollando un tumor en el pulmón. Todo ello, además, sin sufrir muchos de los efectos secundarios típicos de los tratamientos convencionales.
Como refieren los autores, «los ratones en los que se inyectó el fármaco tuvieron menos tumores de pulmón y no experimentaron la pérdida de peso o las anomalías de comportamiento asociadas a otros medicamentos anticancerígenos. En estos modelos animales, el fármaco tuvo una efectividad comparable a la de las combinaciones terapéuticas ya disponibles para frenar la progresión del cáncer de pulmón».
Así, como destaca el director de la investigación, «nuestros hallazgos podrían tener una aplicación en el tratamiento de un gran número de tumores humanos, incluido el cáncer de pulmón tal y como se demuestra en nuestro estudio».
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