sábado, 10 de enero de 2015

Descubierta una forma de frenar a las células "comedoras de hueso" en la osteoporosis

Una de las principales causas de la osteoporosis es la ruptura de un equilibrio perfecto. En el interior de los huesos hay un tipo de células llamadas osteoblastos que crean hueso y otras llamadas osteoclastos que lo devoran. Juntas contribuyen a mantener los huesos sanos. El problema llega cuando la producción de las células devoradoras de hueso se dispara. es algo que sucede especialmente en mujeres que han pasado la menopausia, pero la osteoporosis se da también en hombres, incluidos jóvenes, y también en pacientes que sufren otras enfermedades, como la diabetes.
Actualmente existen fármacos contra la osteoporosis, pero tienen efectos secundarios y no son del todo específicos. Este trabajo desvela un “mecanismo desconocido” que regula la proliferación de osteoclastos y que podría convertirse en una nueva diana a la que dirigir un fármaco que frene la pérdida de hueso. El objetivo es que estas células coman menos hueso y el hecho de que el fármaco usado ya exista puede facilitar las cosas.
El mecanismo se centra en la actividad de una proteína conocida como receptor X de retinoides (RXR). El estudio demuestra en ratones que bloquear la actividad de esa proteína en las células madre que producen osteoclastos hace que los machos tengan huesos más densos y que las hembras no tengan un esqueleto más débil cuando experimentan una disminución de estrógenos similar a la menopausia. Lo lógico tras este nuevo descubrimiento sería buscar una sustancia capaz de modular la actividad de RXR. Pero los responsables del trabajo muestran que ya existe. Se trata del bexaroteno, un fármaco ya aprobado para tratar linfomas cutáneos y que bloquea la producción de osteoclastos actuando sobre la proteína RXR.
El equipo cree que este u otro tipo de tratamiento podría usarse contra la osteoporosis si los resultados se replican en personas. Lo ideal, señalan, sería dirigir y modular el nuevo tratamiento para que el hueso recuperase el equilibrio anterior a la enfermedad. “El objetivo es que estas células coman menos hueso, y el hecho de que el fármaco usado ya exista puede facilitar las cosas”, comenta Mercedes Ricote, investigadora del CNIC, que ha liderado el trabajo. En el estudio también han participado expertos de la Universidad de Barcelona así como investigadores en Alemania, Francia y Bélgica.


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