Un equipo de biólogos de Shanghái ha conseguido crear los primeros
primates clonados con una técnica similar a la utilizada para clonar la
oveja Dolly y casi dos docenas de otras especies. Hasta ahora, nadie
había logrado clonar un primate y que naciera sano.
Los investigadores esperan llegar a desarrollar esta técnica para
producir poblaciones de primates genéticamente idénticos con la
intención de obtener modelos animales para estudiar enfermedades
humanas, entre ellas, el cáncer. La técnica, descrita en la revista Cell el
24 de enero, también podría combinarse con herramientas de edición
genética, como CRISPR-Cas9, para crear modelos de cerebro de primate
transgénicos que presenten trastornos neurológicos comunes en la especie
humana, como el párkinson.
«Este avance marca el comienzo de una nueva era para la investigación
biomédica», señala Xiong Zhi-Qi, investigador del Instituto de
Neurociencias de la Academia China de las Ciencias, en Shanghái, que no
ha participado en el proyecto de clonación.
Sin embargo, es probable que el logro despierte preocupación entre
científicos y en la sociedad, dado que la misma técnica podría usarse
para crear clones de seres humanos. «Técnicamente, ya no existen
barreras hacia la clonación humana», explica Mu-Ming Poo, director del
Instituto de Neurociencias y coautor del estudio. Pero el instituto solo
está interesado en realizar clones de primates no humanos para sus
proyectos de investigación. «Queremos producir monos genéticamente
idénticos. Ese es nuestro único propósito», insiste Poo.
Clonar primates es una tarea difícil, a pesar de que se han realizado
muchos intentos con técnicas de clonación estándar. En estas, el ADN de
una célula del donante se inyecta en un óvulo al que se le ha eliminado
su propio material genético.
Los investigadores Sun Qiang y Liu Zhen combinaron varias técnicas
desarrolladas por otros grupos y las optimizaron. Una estrategia
consistió en deshacer las modificaciones químicas del ADN que ocurren
cuando las células embrionarias se convierten en células especializadas.
Los científicos tuvieron más éxito con el ADN de las células del feto
que con el de las células de las crías vivas.
A partir de células fetales, crearon 109 embriones clonados e
implantaron casi tres cuartas partes en 21 monas portadoras. Como
resultado se obtuvieron seis embarazos, de los cuales dos macacos (Macaca fascicularis)
sobrevivieron al nacimiento: Zhong Zhong, ahora de ocho semanas de
edad, y Hua Hua, de seis semanas. Poo asegura que, por el momento, la
pareja parece estar sana. Según explica, otros seis clones están a punto
de nacer en el Instituto de Neurociencias.
Shoukhrat Mitalipov, especialista en clonación de la Universidad de
Oregon, considera que se debe felicitar al equipo chino. «Sé lo difícil
que es», insiste Mitalipov, quien estima que utilizó más de 15.000
óvulos de mono en intentos de clonación en la década del año 2000. A
pesar de que su equipo fue capaz de producir líneas de células madre de
embriones humanos y de mono clonados, los embarazos nunca llegaron a dar
un nacimiento vivo.
Como modelos para estudiar enfermedades humanas, los animales
clonados ofrecen ventajas importantes sobre los que no lo son. En
experimentos con animales no clonados, es difícil saber si las
diferencias entre los grupos experimentales y de control son causadas
por el tratamiento o por la variación genética, explica Terry Sejnowski,
investigador del Instituto Salk de Estudios Biológicos en La Jolla,
California. «Trabajar con animales clonados reduce en gran medida la
variabilidad del entorno genético, por lo que se necesitan menos
animales», señala.
Párkinson
Sejnowski añade que los cerebros de los primates son el mejor modelo
para estudiar trastornos mentales y enfermedades degenerativas de los
humanos. Según Poo, la capacidad de clonar monos podría reavivar los
estudios de primates, que han disminuido en la mayoría de los países.
Los experimentos de la enfermedad de Parkinson que actualmente usan
cientos de monos podrían hacerse con solo diez clones, señala Poo.
El neurocientífico Chang Hung-Chun, también del Instituto de
Neurociencias, opina que la clonación de primates pronto se combinará
con herramientas de edición genética para estudiar trastornos genéticos
humanos en cerebros de primates. La edición de genes ya se usa en
embriones de monos, pero esta deja abierta la posibilidad de que algunas
células no se editen, lo que luego afecta a los resultados, indica
Chang.
Con la clonación, la célula del donante puede editarse antes de
inyectarla en el óvulo. Dentro de un año, Poo espera ver el nacimiento
de monos clonados cuyas células hayan sido modificadas genéticamente
para modelar trastornos del ritmo circadiano y la enfermedad de
Parkinson.
Impulsada por la promesa de la investigación en primates, la ciudad
de Shanghái planea financiar la creación de un Centro Internacional de
Investigación en Primates, cuyo anuncio formal está previsto en los
próximos meses. El centro producirá clones para científicos de todo el
mundo. Según Poo, «será el CERN de la neurobiología de primates». Hay
una gran demanda por parte de las empresas farmacéuticas, que quieren
usar monos clonados para poner a prueba sus medicamentos, afirma.
Aunque la mayoría de los especialistas en biología de la reproducción
consideren que no se debe usar esta técnica para clonar humanos, debido
a objeciones éticas, a Mitalipov le preocupa que pueda intentarse en
una clínica privada.
China cuenta con pautas y recomendaciones que prohíben la clonación
reproductiva, pero no dispone de leyes estrictas. Tampoco tiene un
registro muy preciso de las aplicaciones de células madre que se están
realizando para usos terapéuticos. Otros países, como Estados Unidos, no
prohíben por completo la clonación reproductiva. «Solo la legislación
puede detenerla ahora. La sociedad debe prestar más atención a este
tema», concluye Poo.
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