Recientemente
un equipo de investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts y de la
Escuela Albert Einstein de Medicina (ambos en EE.UU.) publicó en la revista
«Nature» una investigación en la que anuncian el hallazgo del que es uno de los
virus más abundantes de la Tierra. Se trata de un agente detectado en muestras
de agua de todos los océanos del mundo y que no se había encontrado hasta ahora
sencillamente porque los análisis no eran capaces de hacerlo.
«Ya sabíamos
que los virus eran muy importantes en los océanos», dice en un comunicado
Kathryn Kauffmann, directora de la investigación.Los cálculos ya indicaban que
en cada mililitro de agua de la superficie del mar puede haber cerca de 10
millones de virus.
Sin embargo,
ahora ha sido cuando los científicos han detectado uno de los virus que dominan
las muestras de agua de todos los océanos. Lo han bautizado como
«Autokyliviridae», en honor a un personaje de la mitología griega caracterizado
por ser muy escurridizo.
Después de
haberlo aislado y estudiado, los investigadores han sugerido que los
«Autokyliviridae» podrían ser fundamentales para explicar la evolución de los
virus y el papel de estos microorganismos en la regulación de las poblaciones
de bacterias marinas, que son, a su vez, los que determinan la fertilidad de
los océanos o la producción de oxígeno en el planeta, por ejemplo, si hasta
ahora no se había tenido ni un solo indicio de su existencia es porque su
material genético no tiene una «cola», un fragmento que se usa normalmente para
detectar virus. Además, este agente recién descubierto se diferencia de los ya
conocidos en que no está especializado en infectar a una sola especie de
bacteria, sino a docenas de ellas. Esto sugiere, según han dicho, que tiene un
papel crucial en los ecosistemas marinos.
Por si esto
fuera poco, cuando los científicos introdujeron las secuencias genéticas de
este nuevo tipo de virus en las bases de datos pudieron descubrir que están
presentes en muchos sitios. Los autores creen que los «Autokyliviridae» están
especialmente extendidos. «No creemos que sean exclusivos de los océanos», dice
Martin Polz, otro de los coautores. De hecho, apuntan que podrían estar
presentes en el bioma humano, el complejo mundo de microbios que habita dentro
del organismo y que tiene funciones fundamentales para la salud. También
podrían tener un papel central en ciclos biogeoquímicos, lo que a su vez
influye en el clima, por ejemplo.
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