viernes, 26 de septiembre de 2014

Los glúcidos en el deporte

Los hidratos de carbono son necesarios para aportar energía en casi todas las actividades, y la cantidad de glucógeno en los músculos y el hígado tiene un efecto directo sobre el rendimiento. 
Una concentración elevada de glucógeno en los músculos permite entrenar a una intensidad óptima y obtener mayores mejoras en el entrenamiento.

Por otra parte, una concentración baja de glucógeno en los músculos hace que sobrevenga pronto la fatiga, reduce la intensidad del entrenamiento y hace que el rendimiento sea menos óptimo.
El glucógeno es básicamente largas cadenas de glucosa almacenadas para usarlas como energía, de ahí su importancia en el deporte, ya que con unos niveles aproximados de 40 mmol/kg el rendimiento físico se ve seriamente afectado. Una persona normal almacena unos 100 mmol/kg de glucógeno muscular.
Un entrenamiento normal consume alrededor de unos 25-50gr de glucosa dependiendo del tiempo y la intensidad, a veces más a veces menos.
Después del ejercicio, las reservas de glucógeno tienen que reponerse como parte fundamental del proceso de recuperación. La forma más eficaz de lograrlo es consumiendo una dieta rica en hidratos de carbono. Para la mayoría de los deportistas y personas activas, una ingesta de 5 a 10 g/kg de peso corporal maximiza la recuperación diaria del glucógeno en los músculos. La cantidad óptima depende de la naturaleza, intensidad, duración y frecuencia del programa de entrenamiento.

Si no se consumen suficientes hidratos de carbono entre sesiones, el bajo nivel previo al ejercicio de las reservas musculares de glucógeno reducirá el nivel de rendimiento o, dicho de otro modo, limitará la duración e intensidad de los entrenamientos. Se producirá un descenso de la capacidad de resistencia, de la potencia y la fuerza; la fatiga aparecerá antes y las mejoras aportadas por el entrenamiento serán escasas.



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