Los glúcidos, mal llamados antiguamente “hidratos de carbono”, son los mejores combustibles para nuestros músculos. Son abundantes en los alimentos de origen vegetal: frutas, verduras, legumbres y cereales; por lo tanto estarán también en la pasta y los azúcares, pero no existen apenas en carnes, pescados, huevos ni lácteos.
En los alimentos los encontramos en forma de azúcares simples, que son asimilables muy rápidamente; de glúcidos complejos, que se asimilan de forma lenta y son los mejores para el deportista; y también como fibra, que no es asimilable, aunque sí necesaria para una buena salud, una vez esos depósitos ya están llenos, los glúcidos se transformaran en grasas.
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