El magnesio es un principal bioelemento secundario al que cada vez se le da mayor importancia. Tiene una función similar al potasio, comparten la relevancia en la estabilidad eléctrica de las células.
Los sistemas más importantes en la regulación del magnesio son el sistema renal y el digestivo. Comparte mecanismos de control con el potasio, por ello es frecuente que cuando hay problemas con el potasio también los haya con el magnesio. Otro bioelemento relacionado con el magnesio es el calcio; siendo habitual que tras unos niveles bajos de calcio, exista también una hipomagnesemia.
El magnesio está implicado en numerosos procesos que afectan a la función muscular incluyendo el consumo de oxígeno, producción de energía y el equilibrio electrolítico. La falta de magnesio puede causar cansancio y debilidad; si el descenso que se sufre es importante puede provocar trastornos neuromusculares y cardiológicos, incrementando el riesgo de presentar arritmias. Los transtornos neuromusculares pueden causar calambres musculares. Al empeorar este transtorno, pueden aparecer contracciones musculares involuntarias con tendencia a la espasticidad.
La hipomagnesemia puede aparecer al padecer enfermedades o si se consumen fármacos que facilitan la pérdida de electrolitos por el riñón (como sucede con los diuréticos).Las personas que tienden a tener bajos niveles de magnesio son aquellas que sufren enfermedades crónicas o debilitantes, procesos oncológicos, cardiovasculares o hepáticos. También en situaciones de mala nutrición se provoca un descenso en los niveles de magnesio que se cronifican, excepto cuando se tratan. También es frecuente que ese descenso en los niveles de magnesio en esas situaciones se asocien a una disminución en los niveles de oligoelementos como el Zinc.
Los vegetales de hojas verdes, como la espinaca, las legumbres, las semillas y granos integrales, son buenas fuentes de magnesio. En general, los alimentos que contienen fibra dietética proporcionan magnesio.
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