Esa es la importancia que sus descubridores le atribuyen a un péptido (una especie de cadena muy corta de una proteína), el llamado 1018: su propiedad de alterar el funcionamiento de los grupos de microorganismos. Lo han publicado investigadores del Laboratorio Hancock de la Columbia Británica (Canadá) en PLOS Pathogens, y su autor principal ha sido César de la Fuente-Núñez.
Si una bacteria es mala, cuando forma colonias su efecto es mucho peor. Por ello, la idea de atacar las colonias puede ayudar en un entorno en el que las resistencias son ya un problema universal (ya que dichas bacterias se inmunizan a nuestros antibióticos o fármacos).
Se trata de un conjunto de bacterias de Escherichia Coli |
Esos complejos sistemas necesitan que, pese a la simplicidad de los microorganismos, haya una serie de vínculos y comunicaciones entre sus miembros. Y, en el estudio, se ha visto que el péptido 1018 debilita esas relaciones, interfiriendo en sus mecanismos de comunicación.
El hallazgo tiene otra ventaja: parece que actúa contra un proceso general a muchos de los microorganismos que más preocupan. Lo han probado con las dos grandes familias de bacterias, las gram positivas y las gram negativas (una clasificación muy básica que identifica cada una en función de si se impregna del color de un tinte diseñado por Gram en 1884 o no). Y, dentro de ellas, lo han probado con varias de las que la OMS señaló como más preocupantes:Pseudomonas aeruginosa, Klebsiella pneumoniae, Escherichia coli, yStaphylococcus aureus resistente a la meticilina.
Fuente: El País, 26-05-2014