Un equipo del Instituto Scripper en La Jolla (California) ha logrado, posiblemente, uno de los avances en biología molecular más importantes de todos los tiempos. De ahora en adelante, las proteínas serán marca registrada, un paso de gigante en el campo de la ingeniería genética.
Los genios californianos, liderados por Romesberg, han logrado crear una bacteria que, en vez de funcionar con dos pares de bases, lo hace con tres. Lo que es lo mismo: han logrado introducir con éxito dos bases nitrogenadas artificiales complementarias en el código genético bacteriano.
Esta bacteria posee, además, la capacidad de obtener del entorno las bases artificiales, uno de los logros más increíbles por parte del equipo, para poder posteriormente incorporarlas a su ADN. Para que esto fuera posible, los científicos no pecaron de imaginación e ingenio, recurriendo a un transportador de membrana específico de una especie de alga, el cual posee el número de tragaderas necesarias para el proceso.
Con los 4 pares de bases se pueden obtener 64 codones distintos. Ahora, con las dos nuevas bases artificiales, pueden crearse 216. Es evidente que la variabilidad genética, en el caso de que el proyecto produjera los resultados esperados, adquiere una nueva dimensión .
Sin embargo, la naturaleza ha utilizado los 4 pares de bases durante 3500 millones de años. ¿Por qué? De momento, no lo sabemos. Uno de los posibles elementos indispensables para encontrar la nueva "gran respuesta" podría radicar en el proceso de ADN a ARN,es decir, en el proceso de "Transcripción". Este proceso está siendo investigado por los californianos. En caso de que éste funcionara correctamente, la bacteria podría, muy en teoría, trascender perfectamente.
Si este nuevo "invento" llegara a dar buenos resultados, es evidente que los científicos intentarían añadir más bases, aunque, según su líder, ésta no es su prioridad. Lo más importante es la dimensión que supone este descubrimiento, en caso de que el proyecto llegue a buen puerto. Entre los muchos beneficios posibles, encontramos un posible "Boom" en todos los aspectos positivos posibles de la ingeniería genética. Porque, al igual que el número de codones obtenidos aumentaría, así sería el caso de las proteínas: nuevas y útiles, con montones de aplicaciones médicas y alimenticias increíbles, nuevos aminoácidos fabricados con elementos totalmente novedosos en el repertorio celular...
¿Podría tratarse del comienzo de una nueva etapa biológica? El tiempo, de momento, tiene la última palabra.
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