Los logros que se están consiguiendo en el laboratorio con
las células madre o con las iPS (células similares a las anteriores y
pluripotentes), son muy numerosos y diversos.
Uno de los últimos acontecimientos
ha sido el que han protagonizado investigadores de varias universidades
estadounidenses en el que demuestran que a partir de la piel de hombres
estériles se pueden obtener células iPS que, inyectadas en testículos de
ratones, dan lugar a células germinales, precursoras de espermatozoides.
Este nuevo paso en investigación celular, más que ayudar a
generar una terapia para estos varones (no se sabe si es seguro), será útil
para ayudar a explicar las causas genéticas de la infertilidad masculina y
ofrecerá una ventana para conocer la biología básica del esperma.
Los problemas de fertilidad afectan al 10-15% de las
parejas. En un 30% de los casos, el factor masculino es el que está detrás
de esta incapacidad para tener hijos. A ese porcentaje hay que unir otro 20% en
donde las causas son mixtas: tanto el hombre como la mujer tienen algún
problema para concebir. Algo que reconoce el mismo equipo de Reijo (investigadora
del Instituto de Biologia de Celulas Madre y Medicina Regenerativa) en su
artículo en el que afirman que "se requieren futuros estudios para
examinar la eficiencia de este procedimiento en un receptor primate no humano
para promover la reconstitución completa de la espermatogénesis".
Porque el experimento en este caso consistió en tomar
muestras de la piel de cinco hombres para transformarlas en células madre
pluripotentes o iPS. Tres de ellos tenían una mutación genética en su
cromosoma Y que les impide producir esperma (tenían azoospermia) y los otros
dos eran fértiles. Las células iPS de los cinco fueron transplantadas en los
túbulos seminíferos de los testículos de ratones, que previamente habían sido
modificados para que fueran estériles.
Lo que comprobaron fue que, una vez inyectadas en los
testículos, las iPS se fueron transformando en células madre espermatogénicas,
es decir, las precursoras de los espermatozoides. “Nuestro sueño es utilizar
este modelo para fabricar un mapa genético de diferenciación de células
germinales humanas, incluidas algunas en unos estadíos muy tempranos",
adelanta Reijo.
Un gameto sufre una serie de cambios, denominados meiosis,
para convertirse en una célula haploide [con 23 cromosomas] a partir de una
diploide [con 46 cromosomas]. Esto hace más compleja la diferenciación
para estas células. También a nivel epigenético, para que sean funcionales
requieren de muchos más pasos. Todo esto complica y hace más difícil la
investigación in vitro con estas células, porque además no se conocen muchas
cosas sobre los gametos en cuestión de marcadores de diferenciación.
Eguizabal, junto con Juan Carlos Izpisúa y Anna Veiga,
publicó : "En aquel entonces creamos un protocolo para, a partir de iPS,
diferenciar líneas germinales masculinas en el laboratorio. Pero ahora, el grupo
de Reijo ha dado un paso más: hacerlo in vivo, al inyectarlas en testículos de
ratones. Es una prueba de que anidan ahí y de que se diferencian a
células madre espermatogénicas, que siguen siendo diploides. Porque no han
logrado espermatozoides, ya que el sistema reproductivo del ratón es muy
diferente al humano. Pero demuestran que para la diferenciación es muy
importante el entorno, el nicho, porque hay señales de otras células cercanas y
de hormonas para que las iPS se transformen hacia eso y no hacia otra cosa. Es
necesario estar dentro del entorno testicular".
Estos estudios sugieren que el uso de células madre
puede servir como material de inicio para diagnosticar los defectos de las
células germinales". Pero también adelanta futuras aplicaciones porque
esta técnica tiene un gran potencial para el tratamiento de personas que por
causas genéticas tienen nula o escasa producción de esperma o para los
supervivientes a un cáncer que han perdido la capacidad reproductiva debido a
tratamientos tóxicos para su gónadas
Fuente: El Mundo
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