Diversas variantes de genes podrían guardar el "secreto" de una vejez saludable. Así se desprende de una investigación genética en la que han participado 152 centenarios españoles de entre 110 y 111 años y 742 japoneses de edades entre 100 y 115 años.
El estudio, que se publica en la revista "Age", revela que las personas que llegan a centenarias tienen una vida de al menos 15 años más que un ciudadano occidental promedio.
El cromosoma 9p21.3, que ya se había asociado con el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, es el que está detrás del alargamiento de la vida, al menos en el sur de Europa.
El cromosoma 9p21.3, que ya se había asociado con el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, es el que está detrás del alargamiento de la vida, al menos en el sur de Europa.
Un alelo impide llegar a 100 años
El alelo C es la copia de este gen relacionada con un mayor riesgo. Para averiguar si este polimorfismo también se asocia con la longevidad extrema, investigadores españoles han analizado en dos series independientes, tanto por la geografía como por la etnia, las frecuencias de este polimorfismo entre centenarios y adultos sanos.
“Esta variante puede asociarse con la longevidad extrema, sobre todo en la población española”, ha explicado Alejandro Lucía, autor principal e investigador de la Universidad Europea, también afiliado al instituto de investigación del Hospital 12 de Octubre. “Además, vimos que el alelo de riesgo disminuye las posibilidades de llegar a cumplir cien años”.
Diferencias entre españoles y japoneses
La frecuencia de la variante de riesgo C en los centenarios españoles era de un 47,0%, menor que en las personas sanas que se tomaron como muestra de control en el estudio (52,9%) y los individuos con enfermedad cardiovascular (55,1%). También se hallaron diferencias significativas entre los centenarios y los dos grupos de control al comparar sus frecuencias genotípicas.
En la muestra de japoneses, los resultados fueron distintos. Entre los nipones, la variante del gen de riesgo tenía una frecuencia similar en centenarios (46,4%) y en controles sanos (47,3%), pero era menos frecuente que en los controles con enfermedad cardiovascular (57,2%).
Aunque no se conocen los mecanismos biológicos por los que este polimorfismo podría influir en el envejecimiento, se encuentra adyacente a dos genes, llamados CDKN2A y CDKN2B, que tienen una importante función de regulación del ciclo celular.
- Para los autores es importante intentar conocer los factores genéticos o ambientales que condicionan las posibilidades de llegar a esa edad.
Soledad Hernández
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