miércoles, 21 de mayo de 2014

El colesterol bueno reduce la expansión de las células del cáncer

El colesterol es una sustancia cristalina que pertenece al grupo de los esteroides. Es un lípido, ya que es soluble en grasa e insoluble en agua.
Se encuentra de manera natural en nuestro organismo, ya que se necesita colesterol para poder llevar a cabo todas nuestras funciones vitales adecuadamente. El colesterol malo es un factor de riesgo bien conocido para el infarto y otras enfermedades vasculares.
Un equipo internacional dirigido por Carlos Enrich, de la Universidad de Barcelona, le apunta al colesterol también como un probable responsable de las metástasis (reproducción o extensión de una enfermedad o de un tumor a otra parte del cuerpo) En modelos celulares del cáncer humano, los científicos demuestran que el colesterol malo estimula a las células cancerosas a moverse y diseminarse. A la inversa, el colesterol bueno se opone a esos mismos mecanismos moleculares.
El trabajo indica una nueva estrategia contra la metástasis, el verdadero verdugo de las personas con cáncer que en la mayoría de las causas llega a causarles la muerte.Un mejor entendimiento de la diseminación del cáncer puede darnos la oportunidad de ejorar su tratameinto.
Enrich ha dirigido un equipo del departamento de Biología Celular de la Universidad de Barcelona y junto a 22 investigadores, publican el trabajo en Cell Reports.
El tipo de grasa determina la capacidad de unirse a nuevos tejidos
Las células del cuerpo humano se unen a sus vecinas mediante unas proteínas de su membrana llamadas integrinas,las diferentes configuraciones de estas, sin embargo, también están implicadas en la diseminación de las células cancerosas desde su tumor original hasta otros tejidos vecinos, o a otros órganos lejanos a través de la sangre o el circuito linfático (de ahí el frecuente interés de los médicos por examinar los nódulos linfáticos). Tienen un papel esencial en la capacidad de esas células viajeras para adherirse a los nuevos órganos e invadirlos.
Y es justo ahí donde interviene el colesterol,que determina qué integrinas y cuántas se integran en la membrana de la célula cancerosa. El colesterol, para viajar por la sangre tiene que unirse a complejos de proteínas, formando lipoproteínas, que vienen en dos modelos: las de baja densidad (LDL) transportan el colesterol recién sintetizado en el hígado hasta otros órganos; las de alta densidad (HDL) retiran el exceso de colesterol de esos órganos y lo devuelven al hígado. Idealmente, el hígado se entera así de que ya sobra colesterol y deja de sintetizarlo, o incluso empieza a degradarlo.
Los términos malo y bueno se acuñaron en el contexto de la enfermedad cardiovascular, porque el malo es la fuente primordial de colesterol para los depósitos escleróticos que van obturando las arterias. El bueno no solo evitan servir colesterol a esos depósitos, sino que lo retiran de ellos en ciertas condiciones.
Pero ahora, curiosamente, los términos bueno y malo se pueden extender al ámbito completamente distinto de la metástasis tumoral. También ahí, por lo que indica la investigación de Enrich y su equipo, el colesterol malo (LDL) estimula la capacidad invasiva de las células cancerosas, mientras que el bueno (HDL) la reduce. Parece ser que, en este asunto al menos, el que es bueno, lo es en cualquier parte.

NOTICIA DE: ELPAIS.COM
21/05/2014

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