La médula ósea es un tipo de tejido que se encuentra en el
interior de los huesos. Tenemos dos tipos: la roja y la amarilla. En la médula
ósea roja se fabrican las células sanguíneas (glóbulos rojos, glóbulos
blancos y plaquetas) mediante un proceso denominado hematopoyesis. Todas
éstas proceden de la división y maduración de una célula precursora común
denominada célula madre que reside en el interior del hueso.
- Los hematíes, eritrocitos o glóbulos rojos: encargados de llevar el oxígeno a las células.
- Los leucocitos o glóbulos blancos: defienden de las infecciones.
- Las plaquetas: evitan la hemorragia formando un coágulo cuando existe una herida.
Por otro lado, la médula amarilla se compone de grasa y no
participa en la formación de la sangre.
La médula ósea mantiene el número normal de los tres tipos
de células sanguíneas, sustituyendo a las antiguas, que sufren muerte natural.
Además, si necesitara aumentar el número de ellas, por cualquier motivo, la
médula formaría con rapidez nuevas células.
La médula ósea puede trasplantarse para tratar de curar
enfermedades sanguíneas, como la leucemia, los linfomas o las inmunodeficiencias.
Para el trasplante primero se analiza la compatibilidad entre donante y
receptor. Se extrae médula ósea de un hueso de donante vivo mediante una
punción y aspiración y se transfiere al sistema circulatorio de la persona
receptora.
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