Las mutaciones en el ADN mitocondrial transmitidas por la madre pueden causar el envejecimiento prematuro
Y de ahí proviene un efecto que los científicos del Max Planck acaban de demostrar en ratones de laboratorio: que las mutaciones en el ADN mitocondrial transmitidas por la madre pueden causar el envejecimiento prematuro de los hijos de ambos sexos.
No importa que los 20.000 genes del núcleo, aportados a partes iguales por el padre y por la madre, sean perfectamente normales. Bastan unas pocas alteraciones en los 40 genes mitocondriales de la madre para que la fertilidad de los hijos empiece a decaer antes de lo habitual, los tejidos caigan en una senescencia prematura y, en ciertas condiciones, se produzcan malformaciones en el hipocampo, una estructura cerebral fundamental para la memoria. Aunque los datos están obtenidos en ratones, cuya poderosa genética permite una demostración rigurosa de estos efectos, los científicos consideran muy probable que sean extrapolables al ser humano.
Como cualquier material genético, el ADN mitocondrial va sufriendo mutaciones a lo largo de la vida del individuo, y es sabido que éste es uno de los principales factores en el envejecimiento normal de cualquier persona. Si el bebé nace ya con algunas de esas mutaciones puestas de serie, la degeneración asociada a la edad procede más deprisa. Las mitocondrias de mamá, quién lo iba a decir, nos pueden hacer viejos antes de tiempo. Ya no se puede fiar uno ni de su madre.
Noelia García Morata 2º Bach. B
Noelia García Morata 2º Bach. B
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