A partir de 99 dólares (73 euros), la empresa estadounidense 23andMe ofrecía información sobre más de 250 mutaciones ligadas a patologías o a la propensión de desarrollar enfermedades (desde cáncer a diabetes o problemas coronarios pasando por el alcoholismo), además de otros rasgos genéticos como la tolerancia a determinados fármacos. Era tan simple como contactar a través de Internet y enviar una muestra de saliva en un tubo de ensayo. Pero ya no será posible. La autoridad sanitaria de EE UU (FDA por sus siglas en inglés) ha ordenado a este laboratorio poner fin al servicio de exámenes genéticos personalizados online debido a las dudas que alberga sobre la fiabilidad de las pruebas y los riesgos que podrían derivarse de resultados erróneos (tanto positivos como negativos). Por ejemplo, si se diera el caso de que los pacientes recurrieran a tratamientos agresivos, como una cirugía profiláctica, si la prueba alertara de una elevada probabilidad de desarrollar un tumor.
En una notificación pública dirigida a la empresa con fecha del viernes pasado, la FDA destaca que a pesar de su insistencia en solicitar información —“más de 14 reuniones presenciales y teleconferencias” y “cientos de intercambios de correos electrónicos”— en un proceso que se ha alargado más de un año, la compañía no ha demostrado que las pruebas fueran efectivas o que “los test funcionan [que arrojen resultados correctos]”. En consecuencia, el organismo regulador estadounidense ha decidido que se deje de comercializar al carecer de los permisos necesarios.
En España era posible solicitar el test, como apunta Manuel Pérez-Alonso, profesor de genética de la Universidad de Valencia, aunque cree que habrá sido una práctica muy minoritaria. Este genetista destaca la relevancia que tiene el médico a la hora no solo de interpretar los datos del resultado del análisis de ADN, sino en el asesoramiento de las opciones clínicas a tomar como consecuencia del diagnóstico genético. E incluso, antes de todo ello, en el momento de decidir si solicitar o no la prueba para un paciente en función de la utilidad que le aportará. “Todo esto se ofrece de forma muy limitada en el caso de la petición directa del cliente a través de Internet”. De hecho, apunta que en el Instituto de Medicina Genómica, la spin off (empresa surgida de una línea de investigación de la Universidad) que dirige, ofrece test genéticos para algunas enfermedades, pero solo si los solicita un médico y si hay garantía de asesoramiento genético posterior.
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