La confluencia entre paleontología y genética ha dado un gran resultado, acaba de ofrecernos una novedad que ha merecido honores de hito científico que nos permite conocer más sobre nuestros ancestros más remotos.
Un grupo de paelontólogos de Atapuerca y especialistas en gnética evolutiva del Instituto Max Planck (Alemania) han logrado secuenciar casi en su totalidad el ADN mitocondrial del fémur que pertenece a un individuo que vivió hace 400.000 años atrás.
El ADN de este personaje está emparentado con el de otro ancestro que vivió en Siberia hace 40.000 años, por ello, es necesario averiguar qué parentesco genético tenían estos individuos a pesar de haber vivido en tiempos tan alejados.
Fuente: elpais.com el 6 de diciembre de 2013.
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