Se sabe que la inflamación sistémica se asocia a síntomas de depresión, lo cual alimenta la teoría de que existe un sustrato neurobiológico a la superposición de dolor físico y emocional. Así como los mecanismos de reparación del organismo para enfrentar una lesión física a veces pueden resultar en dolor crónico e inflamación, lo mismo podría ocurrir como respuesta a un trauma psicológico, favoreciendo el desarrollo de una depresión crónica.
Precisamente, este modelo hipotético fue probado mediante estudios metabólicos cerebrales con PET-FDG. Una investigación conducida por Hannestad et al de la Escuela de Medicina de Yale demostró que la inflamación sistémica causada por la administración de endotoxina provoca síntomas depresivos leves, tales como fatiga y menor motivación social, y que esto se acompaña de cambios objetivos en el metabolismo cerebral. Dado que la correlación neuro-anátomo-funcional de los síntomas depresivos que resultan de la inflamación están mal definidos, el objetivo de los autores fue utilizar 18F-FDG para identificar las regiones del cerebro implicadas en la respuesta a un proceso inflamatorio sistémico secundario a la administración de endotoxina en los seres humanos.
Nueve sujetos sanos recibieron de modo doble ciego endotoxina (0,8 ng / kg) y placebo en días diferentes; se utilizó 18F-FDG PET para medir las diferencias en la tasa metabólica cerebral de la glucosa en las siguientes regiones de interés: la ínsula, la corteza cingulada y la amígdala. Para medir la respuesta inflamatoria sistémica se utilizaron los niveles séricos de factor de necrosis tumoral α y la interleukina-6, y los síntomas depresivos se midieron con la Escala de Depresión Montgomery-Asberg, entre otras. La administración de endotoxina se asoció con un aumento en el puntaje depresivo, aumento de sensación de fatiga, disminución del interés social, aumento de los niveles de citoquinas inflamatorias, metabolismo de la glucosa más elevado en la ínsula y menor en la corteza cingulada.
Los autores concluyen que la inflamación sistémica en los seres humanos provoca un aumento o aparición de síntomas depresivos y cambios concurrentes en el metabolismo de la glucosa en las regiones de la ínsula y la corteza cingulada del cerebro que están involucradas en la interocepción, la emocionalidad positiva y la motivación.
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