Los
científicos tienen una bola de cristal en sus manos: los pulsos de actividad en
las mitocondrias que producen energía en las células de un gusano permiten
predecir con exactitud cuánto tiempo va a vivir el animal.
Los
hallazgos, publicados en la revista Nature, sugieren que la
esperanza de vida de un organismo es, en su mayor parte, previsible al inicio
de la edad adulta. A diferencia de otros biomarcadores del envejecimiento, que
resultan útiles en condiciones limitadas, estas ráfagas mitocondriales permiten
adivinar una variedad de rasgos genéticos, ambientales y del desarrollo. En
concreto, tienen un enorme poder para predecir la vida restante de los
animales.
Las
mitocondrias son las centrales energéticas de las células vegetales, animales y
de otros organismos eucariotas. Durante la producción de energía, generan
moléculas reactivas del oxígeno, como los radicales libres, que pueden causar
estrés y daños en las mitocondrias y a otros componentes celulares.
La
teoría mitocondrial del envejecimiento, propuesta en 1972, plantea que los
productos nocivos generados llevarían a la senescencia. Pero tal idea sigue
siendo polémica y todavía no se ha demostrado. Por ejemplo, algunos organismos
longevos, como las ratas topo desnudas, soportan altos niveles de daño
oxidativo. Sin embargo, muchos científicos creen que las mitocondrias siguen
siendo los principales impulsores del envejecimiento.
FUENTE: INVESTIGACIÓN Y CIENCIA
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