Barcelona propone un mecanismo general que da pistas sobre cómo frenarlo. El hallazgo consiste en el papel de una proteína, la CPEB1, y gráficamente escriben que su papel es “quitar los frenos” al proceso de replicación celular. Lo que hacen las CPEB es desbloquear al mensajero universal de los procesos biológicos: moléculas de ARN. Estas cadenas son una copia del ADN del núcleo (en verdad, una especie de copia inversa, como si en una fotocopiadora lo blanco saliera negro y viceversa), y sirven para que las instrucciones sobre la creación de proteínas salgan del núcleo celular, donde están más protegidas, igual que con una fotocopia se impide que un incunable abandone una biblioteca.
El proceso de sintetizar cadenas de ARN no es perfecto. Se hacen copias de instrucciones que, en verdad, el organismo no necesita (por ejemplo, del conjunto de proteínas que intervienen en la división o en la proliferación celular). Pero, de alguna manera, estas copias que circulan nunca son utilizadas porque tienen un sello que las bloquea. Lo que hace la CPEB1 es que rompe ese código. Con ello el sistema productor lee esas instrucciones, el proceso se activa y la célula empieza a replicarse más de lo necesario. El número de copias se dispara, y aparece un tumor.
El mecanismo descrito tiene la ventaja de que es general. Parece que todos los tumores (o la mayoría) lo tienen. Pero, mejor aún, los investigadores del IRB ya están buscando moléculas que lo frenen. Se trataría de bloquear a las CPEB para que no actuaran como unas promotoras de cáncer.
El investigador cree que la solución a la aparente contradicción de cómo desactivar la CPEB1 y no interferir con el funcionamiento normal de las células es que, en verdad, el grupo de las CPEB tiene cuatro componentes (la 1, 2, 3 y 4). Si se consigue bloquear solo la CPEB1 en los tumores en los que esta está involucrada, la idea es que las otras tres harán sus funciones normales: se habría conseguido frenar el proceso dañino, y habría alternativa para los positivos.
El investigador cree que la solución a la aparente contradicción de cómo desactivar la CPEB1 y no interferir con el funcionamiento normal de las células es que, en verdad, el grupo de las CPEB tiene cuatro componentes (la 1, 2, 3 y 4). Si se consigue bloquear solo la CPEB1 en los tumores en los que esta está involucrada, la idea es que las otras tres harán sus funciones normales: se habría conseguido frenar el proceso dañino, y habría alternativa para los positivos.
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