viernes, 29 de noviembre de 2013

FRAGMENTAR EL ARN VÍRICO FRENTE A LAS INFECCIONES


Dos estudios sugieren que, además de las plantas y otros organismos, los vertebrados presentarían también un mecanismo antivírico llamado interferencia de ARN.

Los organismos como las plantas, los hongos y las moscas combaten los virus mediante un mecanismo elegante, la interferencia de ARN, en el que el material genético del virus se corta en pequeños fragmentos. Se pensaba que los mamíferos carecían de este mecanismo al perderlo en algún momento de su historia evolutiva. Pero dos informes polémicos recién publicados en Science indican lo contrario.

El sistema de defensa en cuestión se sirve del hecho de que la mayoría de los virus copian su ARN cuando se replican. Las células invadidas reconocen el ARN vírico e inician automáticamente la interferencia de ARN, o iARN, para impedir que el virus se multiplique y se propague a otras células huésped.

El proceso comienza cuando una enzima conocida como DICER corta una hebra larga del virus en trozos pequeños (de unos 22 nucleótidos de longitud). A continuación, otra de las moléculas de la célula huésped envía los pequeños fragmentos contra el virus invasor, que se aferran a su ARN e impiden su replicación. Se trata de un sistema muy eficaz, ya que se puede adaptar a cualquier virus. 
Animación que muestra el funcionamiento del iARN:

El equipo del Instituto Federal Suizo de Tecnología se centró en las células madre embrionarias de ratones. Tales células no producen interferones, por lo que, en su lugar, podrían utilizar la iARN para defenderse. Para demostrar que la enzima DICER cortaba el ARN vírico en fragmentos, tal como hace en otros organismos, eliminaron el gen responsable de esa proteína. Como consecuencia, dejaron de detectarse los fragmentos.

Mientras tanto, Yang Li y sus colaboradores de la Universidad de California en Riverside buscaron indicios de la iARN en ratones. Sospechaban que los estudios anteriores no habían logrado detectarla en los mamíferos porque los virus empleados contenían proteínas que destruían los fragmentos generados en la iARN. Para evitarlo, infectaron ratones de 7 días de edad con un virus desconocido llamado Nodamura, porque sabían cómo bloquear su proteína defensiva. Normalmente, este virus mata a los ratones, pero cuando el equipo lo despojó del sistema con el que elude la iARN, el virus no se multiplicó y los ratones sobrevivieron. Los autores concluyen, por tanto, que la iARN resulta relevante para al menos algunos virus que infectan a los mamíferos.
FUENTE: INVESTIGACIÓN Y CIENCIA

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