sábado, 21 de febrero de 2009

Iglesia, clonación y fecundación "in vitro"

El Papa Benedicto XVI arremetió contra la fecundación artificial, también conocida como "in vitro", así como la congelación de embriones y la clonación, durante un discurso dirigido en Roma a los participantes de la Congregación para la Doctrina de la Fe. El sumo pontífice señaló lo siguiente: "Cuando los seres humanos, en el estado más débil e indefenso de su existencia, son seleccionados, matados, abandonados o utilizados como puro material biológico, ¿cómo se puede negar que ellos han sido tratados ya no como alguien sino como algo, cuestionando así el mismo concepto de dignidad del hombre?".
Las únicas técnicas de laboratorio que se salvaron de sus críticas fueron las "terapias de restitución de fertilidad", las que permiten la fecundación al modo tradicional, lo que Ratzinger llamó "transmisión humana a través de los actos del cónyuge". El Papa atacó toda práctica que implique fecundar lejos de la cama: "La reducción embrionaria, la investigación con células estaminales y los intentos de clonación humana muestran claramente cómo, con la fecundación artificial extracorpórea, infringe la tutela de la dignidad humana".Dos semanas después de haber cancelado su visita a la Universidad La Sapienza de Roma por las protestas de profesores y alumnos defensores de la laicidad de la investigación, Joseph Ratzinger volvió a hablar de la relación entre ciencia e Iglesia. "Aprecio y animo el progreso de la ciencia biomédica, que abre perspectivas terapéuticas hasta ahora desconocidas", pero solicitó a todos los sacerdotes de su Iglesia que "pongan atención a los problemas difíciles y complejos de la bioética". El Papa terminó instando a que "el progreso científico sea verdaderamente respetuoso con cada hombre".

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3 comentarios:

Francisco M. dijo...

Por fin se ha animado a participar en el blog señor Mendel. Interesante y polémico tema el de la reproducción asistida, las células madre y la Iglesia. Como monje que es usted debe saber que para la Iglesia el fin del matrimonio es la procreación y que el acto sexual debe darse dentro del matrimonio, en el contexto conyugal, en la intimidad del dormitorio en suma. Por este motivo rechaza las prácticas de fecundación "in vitro" (no otras terapias que favorezcan la fertilidad, como el tratamiento hormonal de la infertilidad) ya que considera que de alguna manera el manipular embriones atenta contra la dignidad de la persona, pues estas técnicas -tanto las de fecundación como la utilización de células madre- implican la intervención de terceras personas y el sacrificio de numerosos embriones es decir, potenciales seres humanos, por no hablar de los que quedan congelados y "olvidados" en laboratorios y clínicas. Y aquí básicamente radica el problema ético. hay quien piensa que la Iglesia ha adoptado una postura retrógrada y contraria al avance científico y que debe asumir las nuevas técnicas médicas que en muchos casos pueden ayudar a superar situaciones complicadas, mientras que otros piensan que lleva razón. A ver si anima usted a sus colegas a debatir sobre el tema en este foro, pues es un tema de discusión muy interesante.
Que pase usted un buen fin de semana, señor Mendel.

Francisco M. dijo...

En mi comentario anterior me refería a usted con el tratamiento de "señor" aunque quizás debía de habar utilizado el de "señorita" Mendel. Disculpe si le ha molestado. Saludos.

Anónimo dijo...

Ahora yo quiero saber algo: soy una mujer joven, casada, que desea tener hijos. Tengo 2 úteros, 1 de ellos esta malo y el otro sirve, sólo si efectúan en mi una fertilización in vitro... por ello, no puedo ni remotamente, quedar embarazada por relaciones con mi esposo. Adicionalmente, es completamente sano mantener relaciones entre casados por lo que, para ello debo mi marido debe utilizar condón. ¿cómo la iglesia me va a decir a mi que: 1- No use condón y quede embarazada, para luego abortar espontáneamente 2- No me haga fertilización in vitro... Quiero que la iglesia se ponga en mi lugar y me entienda. Quiero una respuesta lógica.