(Es continuación de la entrada "Biotecnología III" de 9/02/2006)
¿Es mejor utilizar células madre embrionarias o adultas?
Desde el punto de vista médico, el problema más importante que actualmente tienen los trasplantes de tejidos y órganos es el rechazo que aparece en el organismo receptor. Esto trata de evitarse mediante medicamentos inmunodepresores que tienen importantes efectos secundarios. La utilización de células madre embrionarias clonadas a partir del enfermo por transferencia nuclear permitirían obtener cualquier tipo de tejido u órgano sin temor al rechazo (no así en los otros dos casos señalados). Cosa bien distinta son los problemas éticos que la experimentación con células embrionarias plantea.
En cuanto a la utilización de células madre adultas, en principio no existirían problemas éticos ni de rechazo, si el donante y el receptor es el mismo. Pero los investigadores no terminan de ponerse de acuerdo sobre la potencialidad de las mismas. Hasta la fecha ha existido la creencia de que estas células madre órgano-específicas sólo generaban células especializadas del tejido donde residen, es decir, carecían de la capacidad de dar lugar a otras estirpes celulares del cuerpo (serían, como dijimos, células multipotentes). Numerosos estudios recientemente publicados parecen demostrar lo contrario, que estas células órgano-específicas sí pueden diferenciarse a células y tejidos de otras localizaciones y estirpes, proceso conocido como transdiferenciación (serían, por tanto, células pluripotentes). De hecho, se han utilizado con éxito células madre de la médula ósea para regenerar músculo cardiaco de corazones infartados. Todo esto indicaría que no existe una diferencia esencial entre las células madre adultas y las embrionarias.
¿Qué enfermedades se podrían curar con células madre?
La utilización de células madre con fines terapéuticos abre un inmenso campo de actuación a la medicina reparadora y regenerativa. En la actualidad ya se ha conseguido regenerar tejido cardiaco, epitelial, nervioso, pancreático, etc. mediante implante de estas células; la generalización de estos tratamientos permitiría reconstruir lesiones de infartos, quemaduras, fracturas o tejidos enfermos; de esta manera están comenzando a tratarse enfermedades como la diabetes, el Alzheimer, el Parkinson, la leucemia o la artritis reumatoide. También se investiga en la regeneración de órganos completos. Si bien los plazos en esta cuestión son todavía mayores, ya se están dando los primeros pasos y en 2002 se lograron transformar células madre embrionarias de una vaca en un órgano similar a un riñón que le fue implantado y funcionaba perfectamente.
¿Qué riesgos y efectos secundarios plantean estas investigaciones?
A los problemas de rechazo inmunológico antes mencionados hay que añadir la dificultad del cultivo en laboratorio de células madre. El porcentaje actual de éxito de la clonación terapéutica por transferencia nuclear es muy bajo. Apenas 4-5 de cada cien blastocitos obtenidos mediante esta técnica logran prosperar. De ellos menos de la mitad da lugar a una línea de células madre. También hay que asegurarse antes de realizar el trasplante de que se han diferenciado en el tejido deseado ya que las células indiferenciadas pueden seguir dividiéndose indefinidamente y originar un cáncer en el receptor. En cuanto a la clonación reproductiva, tampoco está suficientemente desarrollada para conseguir seres humanos. Los animales clonados que han llegado a nacer (la oveja Dolly, la gata Copycat o el mono Tetra) han presentado una amplia variedad de anomalías metabólicas y fisiológicas.
¿Por qué hay tanta controversia sobre la clonación y la investigación con células madre?
Desde el punto de vista legal, la clonación está “tolerada” algunos países como Corea, mientras otros sólo han legalizado la clonación terapéutica, caso del Reino Unido. En España están prohibidas la clonación reproductiva y la clonación terapéutica. El Convenio de Oviedo de Bioética, al que se acoge España prohíbe la “constitución de embriones con fines de experimentación”. También el nuevo Código Penal sanciona en su artículo 159 “a los que con finalidad distinta a la eliminación o disminución de taras o enfermedades graves, manipulen genes humanos de manera que se altere el genotipo” y en el 161 “a quien fecunde óvulos humanos con un fin distinto a la procreación”. Por otro lado, la Ley 14/2006 sobre Técnicas de Reproducción Humana Asistida en su artículo 1.3 prohibe expresamente "la clonación de seres humanos con fines reproductivos" mientras que el artículo 15.1 permite investigar con preembriones (embriones de menos de 14 días) sobrantes de tratamientos de reproducción asistida si secumplen determinadas condiciones.
Uno de los motivos de las discusiones éticas sobre la clonación reproductiva en seres humanos es que esta técnica podría emplearse para conseguir personas mejoradas genéticamente o con determinadas características (eugenesia), para tener hijos clónicos como alternativa a la adopción e incluso para recuperar a seres queridos desaparecidos. En el caso de la clonación terapéutica, el problema estriba en que los blastocistos deben romperse para generar tejidos a partir de sus células madre y, si dicho blastocisto hubiera sido implantado en el útero quizás se podría desarrollar hasta formar un ser humano. La respuesta ética a este hecho depende de cómo se valore y defina un embrión humano. Quienes consideran que el cigoto es ya un ser humano desde la fecundación, califican la clonación como algo totalmente inaceptable.
Por el contrario, quienes piensan que el embrión se origina cuando el blastocisto se implanta en el útero, no ven objeciones a la clonación terapéutica. La utilización de células madre adultas no tiene porqué plantear problemas éticos, ya que no es necesaria la destrucción de ningún embrión para obtenerlas.
Como vemos, son numerosas las incógnitas que se nos plantean con relación al futuro y al uso de estas técnicas. Sin duda los beneficios saltan a la vista: órganos para trasplantes, erradicación de enfermedades genéticas, etc. Pero, ¿a qué precio? ¿Nos dirigimos hacia una sociedad de “genofobia”? ¿Elegiremos a nuestros hijos “a la carta”? El objetivo de este artículo, como expresé al comienzo, es dar a conocer y explicar qué es lo que se está haciendo en algunas de las áreas de investigación donde interviene Juan Carlos Izpisúa. En ningún momento he pretendido hacer valoraciones de tipo ético o moral. Cada cual debe sacar sus propias conclusiones. En cualquier caso, es evidente la importancia de su trabajo por lo que, al igual que él dijo sentirse muy orgulloso de que nuestro centro lleve su nombre, correspondámosle nosotros de la misma manera y no esperemos a ningún aniversario para recordar a un hombre de gran calidad humana que debe ser un referente para todos nosotros, alumnos, profesores y demás miembros de la comunidad educativa. Y quiero terminar como empecé, recordando de nuevo otras palabras pronunciadas por él aquella mañana, mientras cambiaba impresiones y respondía a las preguntas de los alumnos:
“Si la Física ha sido la ciencia de referencia en el siglo XX, no tengo la menor duda de que la Biología lo será en el siglo XXI”.
Francisco L. Mujeriego es profesor del Dpto. de Biología y Geología del I.E.S. “Izpisúa Belmonte”
¿Es mejor utilizar células madre embrionarias o adultas?
Desde el punto de vista médico, el problema más importante que actualmente tienen los trasplantes de tejidos y órganos es el rechazo que aparece en el organismo receptor. Esto trata de evitarse mediante medicamentos inmunodepresores que tienen importantes efectos secundarios. La utilización de células madre embrionarias clonadas a partir del enfermo por transferencia nuclear permitirían obtener cualquier tipo de tejido u órgano sin temor al rechazo (no así en los otros dos casos señalados). Cosa bien distinta son los problemas éticos que la experimentación con células embrionarias plantea.
En cuanto a la utilización de células madre adultas, en principio no existirían problemas éticos ni de rechazo, si el donante y el receptor es el mismo. Pero los investigadores no terminan de ponerse de acuerdo sobre la potencialidad de las mismas. Hasta la fecha ha existido la creencia de que estas células madre órgano-específicas sólo generaban células especializadas del tejido donde residen, es decir, carecían de la capacidad de dar lugar a otras estirpes celulares del cuerpo (serían, como dijimos, células multipotentes). Numerosos estudios recientemente publicados parecen demostrar lo contrario, que estas células órgano-específicas sí pueden diferenciarse a células y tejidos de otras localizaciones y estirpes, proceso conocido como transdiferenciación (serían, por tanto, células pluripotentes). De hecho, se han utilizado con éxito células madre de la médula ósea para regenerar músculo cardiaco de corazones infartados. Todo esto indicaría que no existe una diferencia esencial entre las células madre adultas y las embrionarias.
¿Qué enfermedades se podrían curar con células madre?
La utilización de células madre con fines terapéuticos abre un inmenso campo de actuación a la medicina reparadora y regenerativa. En la actualidad ya se ha conseguido regenerar tejido cardiaco, epitelial, nervioso, pancreático, etc. mediante implante de estas células; la generalización de estos tratamientos permitiría reconstruir lesiones de infartos, quemaduras, fracturas o tejidos enfermos; de esta manera están comenzando a tratarse enfermedades como la diabetes, el Alzheimer, el Parkinson, la leucemia o la artritis reumatoide. También se investiga en la regeneración de órganos completos. Si bien los plazos en esta cuestión son todavía mayores, ya se están dando los primeros pasos y en 2002 se lograron transformar células madre embrionarias de una vaca en un órgano similar a un riñón que le fue implantado y funcionaba perfectamente.
¿Qué riesgos y efectos secundarios plantean estas investigaciones?
A los problemas de rechazo inmunológico antes mencionados hay que añadir la dificultad del cultivo en laboratorio de células madre. El porcentaje actual de éxito de la clonación terapéutica por transferencia nuclear es muy bajo. Apenas 4-5 de cada cien blastocitos obtenidos mediante esta técnica logran prosperar. De ellos menos de la mitad da lugar a una línea de células madre. También hay que asegurarse antes de realizar el trasplante de que se han diferenciado en el tejido deseado ya que las células indiferenciadas pueden seguir dividiéndose indefinidamente y originar un cáncer en el receptor. En cuanto a la clonación reproductiva, tampoco está suficientemente desarrollada para conseguir seres humanos. Los animales clonados que han llegado a nacer (la oveja Dolly, la gata Copycat o el mono Tetra) han presentado una amplia variedad de anomalías metabólicas y fisiológicas.
¿Por qué hay tanta controversia sobre la clonación y la investigación con células madre?
Desde el punto de vista legal, la clonación está “tolerada” algunos países como Corea, mientras otros sólo han legalizado la clonación terapéutica, caso del Reino Unido. En España están prohibidas la clonación reproductiva y la clonación terapéutica. El Convenio de Oviedo de Bioética, al que se acoge España prohíbe la “constitución de embriones con fines de experimentación”. También el nuevo Código Penal sanciona en su artículo 159 “a los que con finalidad distinta a la eliminación o disminución de taras o enfermedades graves, manipulen genes humanos de manera que se altere el genotipo” y en el 161 “a quien fecunde óvulos humanos con un fin distinto a la procreación”. Por otro lado, la Ley 14/2006 sobre Técnicas de Reproducción Humana Asistida en su artículo 1.3 prohibe expresamente "la clonación de seres humanos con fines reproductivos" mientras que el artículo 15.1 permite investigar con preembriones (embriones de menos de 14 días) sobrantes de tratamientos de reproducción asistida si secumplen determinadas condiciones.
Uno de los motivos de las discusiones éticas sobre la clonación reproductiva en seres humanos es que esta técnica podría emplearse para conseguir personas mejoradas genéticamente o con determinadas características (eugenesia), para tener hijos clónicos como alternativa a la adopción e incluso para recuperar a seres queridos desaparecidos. En el caso de la clonación terapéutica, el problema estriba en que los blastocistos deben romperse para generar tejidos a partir de sus células madre y, si dicho blastocisto hubiera sido implantado en el útero quizás se podría desarrollar hasta formar un ser humano. La respuesta ética a este hecho depende de cómo se valore y defina un embrión humano. Quienes consideran que el cigoto es ya un ser humano desde la fecundación, califican la clonación como algo totalmente inaceptable.
Por el contrario, quienes piensan que el embrión se origina cuando el blastocisto se implanta en el útero, no ven objeciones a la clonación terapéutica. La utilización de células madre adultas no tiene porqué plantear problemas éticos, ya que no es necesaria la destrucción de ningún embrión para obtenerlas.
Como vemos, son numerosas las incógnitas que se nos plantean con relación al futuro y al uso de estas técnicas. Sin duda los beneficios saltan a la vista: órganos para trasplantes, erradicación de enfermedades genéticas, etc. Pero, ¿a qué precio? ¿Nos dirigimos hacia una sociedad de “genofobia”? ¿Elegiremos a nuestros hijos “a la carta”? El objetivo de este artículo, como expresé al comienzo, es dar a conocer y explicar qué es lo que se está haciendo en algunas de las áreas de investigación donde interviene Juan Carlos Izpisúa. En ningún momento he pretendido hacer valoraciones de tipo ético o moral. Cada cual debe sacar sus propias conclusiones. En cualquier caso, es evidente la importancia de su trabajo por lo que, al igual que él dijo sentirse muy orgulloso de que nuestro centro lleve su nombre, correspondámosle nosotros de la misma manera y no esperemos a ningún aniversario para recordar a un hombre de gran calidad humana que debe ser un referente para todos nosotros, alumnos, profesores y demás miembros de la comunidad educativa. Y quiero terminar como empecé, recordando de nuevo otras palabras pronunciadas por él aquella mañana, mientras cambiaba impresiones y respondía a las preguntas de los alumnos:
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Francisco L. Mujeriego es profesor del Dpto. de Biología y Geología del I.E.S. “Izpisúa Belmonte”
REFERENCIAS
BLOND, OLIVIER. (2002). “La extraña reprogramación del genoma de los clones”. Mundo Científico. Nº 9, pp: 18-19.
CABRERIZO, B. et al.. (2002). Biología y Geología (1º Bachillerato), pp: 355-362. Madrid: Oxford.
GARCÍA-CAO, M. & BLASCO, Mª A. (2003). “Conexión entre el ciclo celular y el cáncer”. Investigación y Ciencia. Jun., pp: 37-38.
MUSEOS CIENTÍFICOS CORUÑESES (2004). “Clonación Humana”. Monografías de Comunicación Científica.
ORTIZ, M. & MATÉ, Mª J. (2003). “Apoptosis”. Investigación y Ciencia. Jun., pp: 38-39.
PULIDO, C & RUBIO, N. (2003). Biología (2º Bachillerato), pp: 178-181, 258, 315-321. Madrid: Anaya.
SANCHEZ, A. et al. (1997). Biología (2º Bachillerato), pp: 156-159, 221-225, 260-263. Madrid: Laberinto.
SANZ, M. et al. (2003). Biología (2º Bachillerato), pp: 169, 182-183, 309-333. Madrid: Oxford.
WAYT GIBBS, W. (2003). “Las raíces del cáncer”. Investigación y Ciencia. Sept., pp: 48-57.
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