Todo el mundo, yo el primero, se congratula por el feliz acontecimiento, cómo no hacerlo. De haberme visto en idéntica situación quizás yo mismo hubiese actuado de igual modo. Pero creo que no debemos quedarnos en lo que se ve y sí mirar más allá. Es posible entonces que surjan preguntas como éstas: ¿está justificada la selección de embriones para ayudarnos a tratar una enfermedad? ¿qué hacemos con los que no dan el perfil adecuado, los destruimos? Qué duda cabe que las técnicas de reproducción asistida han ayudado a numerosas parejas con problemas para tener hijos, y nadie creo que las discuta en la actualidad. Pero no quiero referirme a técnicas como la inseminación artificial o la fecundación in vitro las cuales, por otro lado, también llevan asociado el problema de qué hacer con los embriones no utilizados, ¿se destruyen? ¿se almacenan? ¿se emplean para investigación? En fin, la disyuntiva de siempre. Me refiero en concreto a la técnica empleada en este caso: el diagnóstico genético preimplantatorio o DGP. Dicha técnica es previa a los tratamientos de fecundación in vitro tradicionales y consiste en examinar el ADN de embriones humanos de apenas dos días para seleccionar aquellos que cumplen determinadas características y/o eliminar los que tienen algún defecto congénito ¿Es éticamente discutible dicha técnica? La respuesta no es fácil, al menos para mí. El primer escollo viene de atrás y es, ya lo dijimos, el de si los embriones deben ser considerados seres humanos y tienen, por tanto, la dignidad inherente a toda persona. En anteriores artículos en los que polemizábamos acerca de la investigación con células madre embrionarias se suscitó idéntico debate. Pero al analizar esta nueva técnica biomédica surge otro nuevo. En el caso que nos ocupa la finalidad ha sido seleccionar un embrión para ayudar a un hermano como donante de células madre de cordón humbilical para tratar la beta-talasemia; pero el siguiente paso podría ser la utilización de esta técnica para la selección de hijos a la carta para disfrute de la familia o, por qué no, para tener hijos con elevadas capacidades físicas, estéticas o intelectuales, vamos en una palabra: EUGENESIA. Por cierto, esta filosofía que defiende la mejora de los rasgos hereditarios humanos se ha utilizado a lo largo de la historia para justificar violaciones de derechos humanos como la esterilización forzosa, genocidios, abortos forzosos, segregación racial, control de la natalidad, etc. Al parecer, ya en las polis de Esparta se abandonaba durante un tiempo a los niños fuera de los límites de la ciudad para que sólo los más fuertes lograran sobrevivir.
Resumiendo, me alegro mucho por el niño sevillano como ya he dicho, pero el debate es otro.
1 comentario:
Sin duda es un dilema, el tema de la selección "antinatural". Sin duda me parece lógico hacer lo que se ha hecho con el niño, pero como trazar una linea en la que se marca lo que se puede hacer y no, quien marca esa linea, como podriamos diferenciarnos de los pensamientos elitistas del nacismo, que tanto criticamos. En definitiva es un un dilema que se lleva muchos años discutiendo y no creo que tenga un final claro pronto, lo que si creo es que un avance como lo del niño es importante y debe tener su transcendencia al margen del dilema que plantea.
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