jueves, 10 de mayo de 2018

Descubren nuevos detalles del proceso de “hibernación” de las bacterias.


El proceso se llama translocación de ADN y consiste en el traslado de material genético de un lado a otro de un organismo. “Lo estudiamos en una bacteria que tiene la capacidad de ‘guardar’ esta información como un mecanismo de adaptación y supervivencia. Ahora, avanzamos en intentar entender más sobre ese funcionamiento y desarrollamos un modelo matemático para hacer simulaciones”, explica Osvaldo Chara, investigador independiente del CONICET en el Instituto de Física de Líquidos y Sistemas Biológicos (IFLYSIB, CONICET-UNLP) y líder del grupo de biología de sistemas (SysBio, por su nombre en inglés) (España) que ha publicado recientemente un trabajo en la revista Scientific Reports.

  La bacteria empleada se llama Bacillus subtilis y la eligieron porque se trata de un sistema biológico simple que sirve como modelo para estudios microbiológicos. Lo que ya se sabía es que, frente a condiciones ambientales adversas como ascenso o descenso de temperatura, cambios bruscos en el pH o presencia de radiación, es capaz de crear una nueva versión de sí misma en la que guarda una copia completa de su genoma. Esa especie de célula hija se llama espora y es más pequeña, aunque con una membrana mucho más resistente al exterior. Puede permanecer durante cientos de años en lo que sería el equivalente a una hibernación en animales, y despertar cuando el entorno vuelve a ser favorable.

 “La de ahora es una condición más realista: hay una molécula llamada adenosina trifosfato (ATP, por sus siglas en inglés), que mediante una reacción química libera mucha energía que le sirve al organismo para realizar algún trabajo mecánico”, apunta Augusto Borges, estudiante de Física en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) e integrante del grupo, y continúa: “Antes habíamos visto que, cuando no hay ATP, la proteína SpoIIIE explora rápidamente largas regiones de ADN –que en el modelo matemático graficamos como un extenso fideo– para encontrar secuencias específicas, es decir partes, que aceleran el proceso de translocación porque actúan como señales de tránsito y le indican en qué dirección está la espora, el destino final de la información genética que está transportando”.

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