viernes, 16 de marzo de 2018

Ciencia, niños y felicidad: "¿Por qué los niños prefieren las chuches a las acelgas?

En biología existe un concepto llamado Environment of Evolutionary Adaptedness(EEA), que podría traducirse por “el entorno donde evoluciona una especie”. Todas y cada una de las características de un ser vivo –desde su constitución física hasta su conducta, pero sobre todo cómo funciona su cerebro– se han desarrollado durante millones de años para lograr una adaptación idónea a ese entorno. La meta de ese proceso es alcanzar una vida larga y sana, una reproducción exitosa y la pervivencia de la especie. Por eso, cuando existe un desajuste entre el organismo y el entorno –es decir, cuando se vive en un entorno diferente de aquel donde la especie ha evolucionado– aparecen los problemas.

Ese desajuste evolutivo es la base de algunos problemas de los niños que vemos a nuestro alrededor, como, entre otros, obesidad infantil, mala higiene del sueño, inactividad, ansiedad o desajustes emocionales. En Quiero que mi hijo sea Feliz, pero hago todo lo posible para evitarlo” , pretende  jhn desde el punto de vista científico, cómo se desarrollan estos problemas en nuestros hijos y cómo podemos intentar solucionarlos. Para ello, a través de seis capítulos, explicamos cuáles son los fundamentos de ese desajuste que, en definitiva, se halla en la raíz de no pocos problemas que no por casualidad son estrictamente contemporáneos. De esta forma, comenzamos por la alimentación, donde se explican las causas de la obesidad infantil de las sociedades modernas, la natural preferencia de grasas y azúcares o algunos mitos -muchos de ellos ciertamente nocivos- sobre las dietas. El objetivo no es otro que explicar cuál es la mejor manera de fomentar costumbres alimentarias sanas en los niños y adolescentes para que se conviertan en hábitos saludables.
El siguiente capítulo trata sobre el sueño infantil, sus fundamentos y las causas de la mala higiene del sueño en muchos niños. Hablamos de los despertares, pesadillas y terrores nocturnos. Se analizan los tipos de sueño y su distribución desde el nacimiento hasta la pubertad. También se describe la forma de mejorar la latencia de sueño y el autoconsuelo para que los niños vayan así acostumbrándose a dormir sin la presencia continua de los padres. Por último, se explican los diferentes perfiles o cronotipos diurnos y nocturnos.
En el capítulo del juego se habla de su vital importancia, en sus diferentes modalidades, para el desarrollo normal de los niños. La relevancia del juego al aire libre y con niños de diferentes edades, los componentes fundamentales de todo juego -explícitos y sobre todo implícitos- y un análisis objetivo sobre el uso de dispositivos electrónicos son algunos de los temas que nos sirven para comprobar por qué el juego es parte de nuestro diseño evolutivo.
El núcleo principal del libro se desarrolla en los siguientes capítulos, donde tratamos el mundo de la emoción en el niño y la influencia en su percepción de felicidad y bienestar. Para eso es fundamental saber qué parte de su personalidad es heredada y qué parte es adquirida por el entorno. Los diferentes rasgos de la personalidad y cómo mejorarlos para que el niño sepa desenvolverse en el mundo, tan rico en estímulos y experiencias, son otros de los temas que usaremos para trazar un mapa de las emociones.
La reflexión final desarrolla un concepto tan ambiguo como el de la felicidad, que usamos tan frecuentemente y que está sujeto a no pocas interpretaciones culturales, pero que, como pasa con el amor, puede explicarse mediante ciertos procesos bioquímicos que tienen lugar en nuestro cerebro. La diferente percepción de los padres y de los niños sobre la felicidad, así como unos consejos para encontrar algunas pistas con las que mejorar la gestión de la adversidad, nos sirven para contestar con mayor o menor precisión a esa pregunta que nos hacíamos al comienzo y cuya respuesta, sin necesidad de superficiales manuales de autoayuda o maguferías de toda índole, podemos hallar en la ciencia.

No hay comentarios: