lunes, 20 de noviembre de 2017

Diseñada una terapia con células madre capaz de curar la diabetes tipo 1 en ratones


A día de hoy se han desarrollado numerosos estudios para evaluar distintas inmunoterapias para la diabetes tipo 1. Unos tratamientos que han tenido por objeto detener la destrucción por el sistema inmune de las células productoras de insulina. Sin demasiado éxito, quizás porque no se han diseñado para ‘atajar’ específicamente esta enfermedad. Por ejemplo, el trasplante autólogo de médula ósea, en el que el afectado recibe la inoculación de sus propias células madre hematopoyéticas –tipo de células madre capaces de convertirse en cualquier célula sanguínea, caso de un glóbulo rojo, un glóbulo blanco o una plaqueta– con objeto de potenciar su sistema inmune, ha demostrado ser eficaz, pero solo en un limitado número de pacientes.
Como indica Paolo Fiorina, «las células madre hematopoyéticas tienen capacidades inmunorregulatorias, pero parece que en estas capacidades se encuentran deterioradas en los ratones y humanos con diabetes. De hecho, hemos descubierto que, en caso de padecer diabetes, las células madre de la sangre son defectuosas, por lo que promueven la inflamación y, muy probablemente, desencadenan la enfermedad».
En primer lugar, el nuevo estudio ha revelado que las células madre hematopoyéticas tanto de los ratones como de los humanos con diabetes tienen un defecto genético que provoca que sean incapaces de producir niveles normales de proteína PD-L1. Un defecto de producción que resulta patente ya desde las primeras fases de la enfermedad y que es ciertamente muy importante dado que esta PD-L1 tiene un efecto antiinflamatorio muy potente en la diabetes tipo 1.
Islotes pancreáticos con células beta productoras de insulina
Concretamente, esta PD-L1 –o ‘ligando 1 de muerte programada’– es una molécula que actúa como ‘punto de control’ –o ‘checkpoint’– inmunológico. Para ello, lo que hace es unirse a un receptor denominado ‘proteína de muerte celular programada 1’ (PD-1) que se encuentra en la superficie de los linfocitos T inflamatorios que se encuentran activados para causar una reacción autoinmune. El resultado es que, como consecuencia de esta unión entre PD-L1 y PD-1, estos linfocitos T se ‘suicidan’, con lo que el ataque autoinmune se disipa. Pero si no hay PD-L1, la destrucción seguirá su curso.
Entonces, ¿qué se puede hacer? Pues en teoría, corregir este defecto en la producción de PD-L1. Tal es así que los autores han extraído las células madre hematopoyéticas de un modelo animal –ratones–, las han manipulado para que porten un gen no defectuoso de PD-L1, y las han vuelto a inocular en sus propietarios –utilizando para ello un virus inocuo como vector.
Los resultados mostraron que, una vez inoculadas, las células madre manipuladas se asentaron en los islotes beta del páncreas, donde contrarrestaron el déficit de PD-L1. En consecuencia, prácticamente todos los ratones fueron curados de la diabetes tipo 1 en un plazo muy corto de tiempo. Y este remedio, ¿es permanente? Pues en muchos casos, sí. De hecho, un tercio de los animales tratados mantuvo unos niveles normales de glucosa en sangre durante el resto de sus vidas.
Es más; dado que las células utilizadas provenían de cada uno de los animales, el procedimiento resulta muy seguro. Como apunta Paolo Fiorina, «dado que se utilizan las células del propio paciente, la belleza de nuestro enfoque es la ausencia virtual de cualquier efecto adverso».
En definitiva, concluye Ben Nasr, co-autor de la investigación, «creemos que la corrección de esta deficiencia de PD-L1 se presenta como una herramienta terapéutica novedosa para la diabetes tipo 1».

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