sábado, 6 de mayo de 2017

Tener barriga cervecera es peor que estar gordo


tener barriga

Malas noticias para los fofisanos: lo de estar delgado pero luciendo una alegre y carismática curva de la felicidad es más peligroso de lo que puede parecer. Un estudio publicado en la revista Annals of Internal Medicine señala la grasa abdominal como factor de riesgo de mortalidad, por encima incluso de la obesidad o el sobrepeso. Tras analizar datos de más de 15.000 personas, los investigadores observaron que las personas con obesidad central (cuando la grasa se acumula en el abdomen) tienen el doble de riesgo de mortalidad que las personas que "solo" tienen sobrepeso u obesidad. Y en el caso de las mujeres, con una distribución de grasa similar, el riesgo es 1,5 veces mayor.
Este estudio, que ahora que nos quitamos al fin los jerseys y chaquetas holgados cobra especial relevancia, pone de manifiesto que no por tener un Índice de Masa Corporal (IMC) normal, uno se puede considerar sano y libre de riesgos [aunque es un índice cada vez más cuestionado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) define esta medida como la relación entre el peso y la talla, y se calcula dividiendo el peso de una persona en kilos por el cuadrado de su talla en metros (Kg/m2). Según la OMS, el IMC de un adulto normal debería estar por dejabo de 25]. De hecho, en análisis científicos previos ya se había relacionado el perímetro cintura-cadera con un mayor riesgo cardiovascular y de diabetes, pero este, por primera vez, ha cuantificado el riesgo de muerte.
¿Cómo es posible que una persona que esté bien de peso pero con un poco de barriga cervecera (aparentemente inofensiva) tenga mayor riesgo de mortalidad que alguien con obesidad? La respuesta la tiene el tipo de tejido adiposo: “No toda la grasa es igual de perjudicial”, explica Antonio Mas, médico especialista en Endocrinología y Nutrición. La grasa abdominal o visceral (la que rodea los órganos) “es metabólicamente más activa y se relaciona con un aumento de la resistencia a la insulina y diabetes, un aumento de marcadores inflamatorios y un peor perfil lipídico. En definitiva, es un marcador clínico del síndrome metabólico, que se caracteriza por la presencia de múltiples factores de riesgo cardiovascular y un gran aumento de la mortalidad”, continúa el doctor.
Más que una lotería genética
Seguro que habrá escuchado un sinfín de veces lo de “yo soy muy de acumular grasa en los muslos” o “es que a mí se me va todo a la barriga”. Bueno, vayamos por pasos. Es cierto que la distribución de la grasa depende de múltiples factores “como la genética, el ambiente hormonal (por ejemplo, es más frecuente en hombres, y en mujeres después de la menopausia) o el microbioma intestinal (conjunto de bacterias de nuestro intestino)”, relata el doctor Mas. No obstante, “un estilo de vida poco saludable, el sedentarismo, una ingesta de alimentos poco adecuada y el alcohol” tampoco ayudan, añade Alba Meya, coach nutricional en Nutritional Coaching. Efectivamente, “la obesidad abdominal no solo aparece por el exceso de calorías, sino también por la calidad de la dieta y por la falta de ejercicio físico”, completa el endocrino.

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